En estos momentos, poco después de que ETA haya atentado contra dos españoles, y con unas elecciones legislativas a la vuelta de la esquina, el Gobierno de Rodríguez Zapatero ha promovido una manifestación “para derrotar a ETA”. Sólo quienes no conozcan, o no quieran conocer, la trayectoria política de este Ejecutivo, pueden esperar algo bueno de tal llamamiento.

El Gobierno tiene armas de muy distinto tipo y calado para luchar de manera efectiva contra ETA y sus cómplices separatistas, sin tener que recurrir a manifestaciones populares. Pero desde que ZP llegó al Gobierno los aparatos del estado están actuando de manera muy poco provechosa para los intereses de España.

En contra de quienes pretenden confundirlo todo para justificar el “diálogo” con los etarras separatistas hay que decir que no es lo mismo sondear a la banda etarra (como hizo Aznar) que sentarse a negociar con ella, sabiendo, como sabemos, que su fin último es destruir España y sustraer parte de su territorio. Con los independentistas sólo caben dos opciones: o se cede a su chantaje o se les somete y desactiva. Pero el Gobierno, que dice buscar el contento de todo el mundo, no parece advertir que la negociación formal con los separatistas implica un claro menoscabo para la soberanía de los españoles, aunque Zapatero perciba como un acto de valentía lo que, objetivamente, es un claro signo de debilidad, por negociar con quienes sólo pueden perjudicarnos.

Después de que los chantajistas no han obtenido todos los beneficios esperados –por la resistencia de buena parte de los españoles- “el proceso” se ha interrumpido temporalmente a la espera de mejor ocasión tras las próximas elecciones, para las que intentan cosechar el voto de los incautos que se crean lo de “Gobierno de España”, repetido machaconamente en cuñas publicitarias, mientras continúan minando por múltiples medios las bases del muy debilitado patriotismo español.

Quienes esperan que la manifestación del 4 de diciembre suponga una especie de conversión del gobierno de Zapatero lo que realmente desean es que se produzca un milagro para no tener que asumir la responsabilidad de hacerle frente. A estas alturas de la película ningún español sensato puede creer que la búsqueda de la “unidad” propagada por el PSOE sea algo más que una astuta trampa para desactivar y desconcertar a sus oponentes. A pesar de lo cual algunos dirigentes políticos aún esperan “recuperar” al PSOE, milagrosamente.

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA