El monumental abucheo que las aficiones del Athletic Club de Bilbao y Fútbol Club Barcelona, actuando como un solo bloque, realizaron contra el Himno Español en la Final de la Copa del Rey es el más profundo síntoma de la degradación de la Nación Española, que tiene que aceptar las injurias y calumnias contra sus símbolos y considerarlas como parte de la normalidad democrática


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«Pitada monumental». Con estas palabras, los comentaristas televisivos que daban cobertura a la audición del Himno Español en la previa de la Final de la Copa del Rey entre Athletic Club de Bilbao y Fútbol Club Barcelona, describieron a la perfección lo sucedido en ese momento. No fueron «unos pocos», sino la práctica totalidad del estadio, todos manejados por organizaciones separatistas vascas y catalanas que repartieron silbatos, actuando solidariamente, como un solo cuerpo, para ultrajar a una Nación de la que sin embargo aún forman parte y cuyo trofeo de Copa quieren levantar en una especie de singular doblepensamiento orwelliano. Si en 2009 se intentó disimular el ultraje emitiendo en diferido la audición de la Marcha Real y en 2012 se redujo la audición a la mínima expresión, en ambos casos con los mismos clubes finalistas, o en 2011 con el Barcelona y el Real Madrid como finalistas coperos se elevó la audición del Himno para silenciar los pitos de los seguidores azulgrana, en el Camp Nou éstos sonaron con total transparencia.

Huelga decir que el abucheo al Himno Español constituye un ultraje a España tipificado como delito en el Artículo 543 de nuestro Código Penal, y con esta base legal nuestra Fundación denunció ante los tribunales los abucheos de 2009; este año, Iván Espinosa de los Monteros, Secretario General de Vox, puso en circulación una petición en internet para suspender la Final de Copa en caso de que se produjeran los más que previsibles pitos contra nuestro Himno Nacional. Este delito no sólo se aplica a quienes individualmente participaron en el abucheo, sino a las entidades que no se desmarquen con claridad y renieguen de los numerosos aficionados que cometieron la injuria portando una camiseta de sus clubes. Esto es, tanto Athletic de Bilbao como Fútbol Club Barcelona, si no manifiestan expresamente ser ajenos a los abucheos al Himno Español, son solidarios con los autores del delito y son merecedores de sanción, como ha parecido tímidamente insinuar el Secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal, el día previo a la disputa de la Final…

Quienes, con un cinismo infinito y desde posiciones abiertamente sediciosas, manifestaron en los días previos a la Final de Copa del Rey que abuchear el Himno Español es un acto de libertad de expresión, no dudarían en manifestar su desaprobación si se hubiera producido un abucheo contra los himnos catalán y vasco (en caso de haber sonado ambos en la previa finalista como pedía el PNV), de parte de españoles hartos de ver cómo los poderes públicos permiten que se pisotee a la Nación Española en esas regiones gobernadas por sediciosos. Inmediatamente pondrían el grito en el cielo y pedirían la actuación de la Policía y los tribunales. Porque los sediciosos hace tiempo que abiertamente confiesan actuar en contra de la ley española, que consideran ilegítima… salvo que les beneficie en su proceso de construcción nacional.

Resulta sintomático que todas las autoridades presentes en el palco del Camp Nou el sábado por la noche, desde el Rey Felipe VI que debutaba en este evento y que aún así ha demostrado la misma docilidad que su padre en lo que a defender a España se trata, pasando por el Presidente del Gobierno, el Ministro de Cultura, el Presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar, o incluso el seleccionador español Vicente del Bosque, Premio Español Ejemplar en el año 2011, no tuvieran la altura y valor suficientes para, al menos a título individual, manifestar su disconformidad con un hecho tan grave como injuriar y ultrajar a toda una Nación a través de dos de sus símbolos principales: el Himno y el Jefe del Estado. Marcharse del estadio o buscar un micrófono para manifestar claramente su rechazo a semejante ultraje habrían limpiado el nombre de quien lo hiciera. Pero todos prefirieron soportar estoicamente la humillación, suponiéndola parte de la normalidad democrática de España, arropando al sedicioso presidente catalán, Arturo Mas…

Desde la Fundación Denaes llamamos la atención sobre el triste hecho de ultrajar a toda la Nación Española por parte de unos españoles enajenados por ideologías delirantes y supremacistas que nos remiten a épocas más negras de la Historia. Pero para España, la verdadera etapa negra no es la de la expulsión de los musulmanes o los judíos, la Inquisición o la conquista de América, pese a lo que numerosos seudohistoriadores se empeñan en decir. La verdadera época negra de la Historia de España, al menos en lo que a su existencia como Nación se refiere, comenzó con la transición democrática que reconoció a sectas antiespañolas como partidos políticos de pleno derecho, y que tales sectas en el contexto de deportes como el fútbol pueden injuriar y ultrajar al Himno Español, hechos que en lugar de ser tratados como los delitos que son, hay que soportar y tolerar como parte de la normalidad democrática.

Fundación Denaes, para la Defensa de la Nación Española.