Con el apoyo tácito o explícito de todos los colegas de la Cámara catalana, los traidores de ERC consideran necesario hablar en su Parlamento, más que el catalán, una lengua que no sea el español, y sus planes no les van saliendo tan mal cuando a lo único que se agarran sus críticos es al gasto inútil.
Separar lo ridículo de lo infame se ha convertido en un ejercicio de especial sutileza cuando se habla de la política catalana. A pesar de ello, se ha destacado por ridículo, sin dejar de ser tan infame como todo lo que el secesionismo antiespañol ha producido, el episodio vivido ayer en el Parlamento catalán cuando una delegación de Nicaragua, al parecer interesada por los beneficios que la traición infunde en las naciones, visitó la insigne Cámara.
Como es ya conocido, en una escena propia de la pluma de Boadella, los diputados de ERC requirieron lo servicios de traducción sumiltánea para dirigirse a los colegas nicaragüenses que, no sabemos si estupefactos, a su vez, debían ser traducidos al catalán desde el español. Todo ello, según las justificaciones del presidente del Parlamento Ernesto Benach, porque la veintena de nicaragüenses pertenecía a la etnia miskito y su visita tenía por objeto conocer el modelo de normalización lingüística de Cataluña con vistas a aplicarlo en su país.
En fin, que alzada la voz de alarma del secretario cuarto de la Mesa, Rafael Luna (PP), de la portavoz del grupo popular, Dolors Montserrat, del vicepresidente primero de la Mesa, el socialista Higini Clotas e incluso de los miembros del partido secesionista CiU, los diputados Jordi Turull y Antoni Fernández Teixidó, la razón que tuvieron a bien esgrimir estos servidores públicos contra la iniciativa de ERC no fue otra que la del derroche económico que semejante traducción suponía en tiempos de crisis.
Y es que debemos decir, en efecto, que apelar al gasto que estos hispanohablantes vergonzantes cargaron a la cuenta de los contribuyentes, a pesar de verdadera, nos parece una razón demasiado pobre. Lo reprochable, si lo es, vale tanto en tiempos de crisis como de bonanza económica, pues la verdadera razón, la principal que se podría dirigir contra semejante esperpento, más que la económica, de la que ya llevan abusando desde que esta clase política secesionista existe, la verdadera razón, decimos, es política, y no hay que ocultar el proyecto de independencia de Cataluña de España, que es lo único que lo explica.
Con el apoyo tácito o explícito de todos los colegas de la Cámara catalana, los traidores de ERC consideran necesario hablar en su Parlamento, más que el catalán, una lengua que no sea el español, y sus planes no les van saliendo tan mal cuando a lo único que se agarran sus críticos es al gasto inútil.
La Fundación DENAES para la Defensa de la Nación Española tiene a bien ofrecer a los diputados del Parlament la verdadera razón por la que se ha llegado a semejante ridículo, para que la defiendan cuando se vuelva a producir otro episodio sólo digno de la imaginación de un comediante: España.
FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA