Todo apunta a un conciliábulo entre socialistas y separatistas para seguir trenzando terrorismo y modelo de Estado.


Huele muy mal que el Gobierno, después de la evidente agresión del atentado de ETA, agache la cabeza e insista en una salida negociada al terrorismo. Huele muy mal que los portavoces de ETA hayan publicado el supuesto contenido de la reunión de la banda con el Gobierno, que ese contenido incluya obvias concesiones políticas –la “mesa de partidos” vascos– y que el Gobierno haya callado. Huele muy mal que los socialistas hayan pactado con los partidos separatistas la exclusión parlamentaria de las propuestas del PP contra ETA. Huele muy mal que ayer mismo, por sorpresa, Zapatero se reuniera con el presidente autonómico vasco, Ibarreche.

Todo apunta a un conciliábulo entre socialistas y separatistas para seguir trenzando terrorismo y modelo de Estado, de manera que terminemos con los separatismos engordados y con ETA satisfecha. Si este es el resultado, eso, desde el punto de vista nacional, tiene una palabra que lo define perfectamente. Es algo peor que una rendición.