La mayoría gubernamental ha dispuesto las cosas para que el voto del Constitucional le sea lo más favorable posible en la cuestión del Estatuto de Cataluña.


Gracias a una enmienda de Izquierda Unida en las Cortes, apoyada en bloque por la mayoría pro gubernamental de la Cámara, la presidenta del Tribunal Constitucional, María Emilia Casas, va a prolongar su mandato más allá de lo inicialmente previsto. Eso significa que se amplía discrecionalmente el plazo durante el cual podrá ser decisivo el voto de la señora Casas para resolver, entre otros asuntos, la constitucionalidad del nuevo Estatuto de Cataluña.

Recordemos los antecedentes. Uno: el marido de la señora Casas cobró de la Generalitat por realizar un informe jurídico favorable a la constitucionalidad del nuevo Estatuto. Dos: uno de los magistrados del Tribunal, Pérez Tremps, fue formalmente recusado por haber cobrado dinero de la Generalitat por la misma causa. Tres: esta recusación dejó al Tribunal en situación de empate respecto a la constitucionalidad del Estatuto, empate que sólo podría romper, precisamente, el voto de calidad de la presidenta. Cuatro: el actual Tribunal debe ser renovado en diciembre, pero el mandato de Casas como presidenta expiraba antes del verano; ahora, gracias a esta maniobra parlamentaria, seguirá siendo presidenta hasta la renovación del Tribunal, es decir, hasta diciembre.

En plata: la mayoría gubernamental ha dispuesto las cosas para que el voto del Constitucional le sea lo más favorable posible en la cuestión del Estatuto de Cataluña. Luego pretenderán que nos tomemos en serio al Tribunal.