El ejército español merece que el Gobierno asuma sus responsabilidades. Si no lo hace así, estaremos ante un nuevo desdén del Gobierno Zapatero a la nación.
Un Gobierno es responsable de las vidas de sus soldados. Su función no puede limitarse a suscribir tratados, enviar tropas y después, si las cosas vienen mal dadas, recibir a los cadáveres con mayor o menor decoro. Un Gobierno es responsable de la selección del tipo de misión que al Ejército se encomienda, de escoger a las unidades, de proveerlas de todos los medios necesarios y adecuados, de velar por su seguridad hasta el punto donde la política deja paso a la guerra. Todo indica que en el reciente crimen del Líbano, donde seis soldados españoles han sido asesinados por una acción terrorista, concurren negligencias importantes en materia de seguridad. Y todo indica que el Gobierno, obtuso tras un pacifismo más demagógico que real, pretende esconder la cabeza bajo el ala. Será un gravísimo error. Los ejércitos son una pieza esencial en el orden de las naciones. El ejército español merece que el Gobierno asuma sus responsabilidades. Si no lo hace así, estaremos ante un nuevo desdén del Gobierno Zapatero a la nación.