Si resumiéramos de forma muy grosera lo que ayer nos quiso decir Zapatero, es bien fácil de entender, en España «sobra gente». Esto es lo que parece exigir Zapatero, irritado ante las cada vez más numerosas personas que engrosan las listas del paro: «Los inmigrantes, que se vayan, y las mujeres, a su casa».


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Ya conocemos el recorrido que tienen las previsiones del Gobierno. Especialmente en materia de paro, parecen durar un mes, el período en el que vuelven a publicarse los datos del descalabro. Con la consiguiente justificación absurda de Zapatero en rueda de prensa, muchas de cuyas perlas quedarán para la antología del disparate político.

Ayer, junto con el dato oficial del mes de febrero de 154.058 parados, un hito histórico en el número registrado durante este mes del año, supimos que, según el Ministerio de Trabajo, hemos alcanzado ya los tres millones y medio. Es decir, que ese horizonte de los cuatro millones que Corbacho se resistía a admitir, no está lejos de cumplirse según sus cómputos.

Ahora bien, han sido las palabras de Zapatero las que nos han merecido especial atención. Y es que, aparte de precisar que «el dato es menos malo que en enero», lo cual no es muy consolador, ha pedido «prudencia» con la cifra de evolución de parados, que «va a tener mucho que ver con el aumento de la población activa».

Sencillamente no entendemos qué tipo de prudencia puede provocar semejante relación. Pues si la población activa es el número de personas que están en condiciones de trabajar, ¿cómo no habrían de tener relación la cifra de los que no encuentran trabajo con la cifra de los que lo buscan? Parece una nueva forma de trasladar a la opinión pública una explicación pseudocientífica cuando lo que se está es, directamente, tomando el pelo.

Pero Zapatero es más sutil. No queda ahí el asunto. En realidad, se está refiriendo con esa «población activa» a aquellos sectores de la población a los que, si bien en su momento abrió los brazos, hoy, ante la crisis, no sabe despedir de otra manera. Los inmigrantes y las mujeres, en efecto. Ellos estropean las cifras del paro porque, en realidad, la generosidad del gobierno no era para siempre.

Rubalcaba se ha puesto manos a la obra con el cupo de detención de inmigrantes ilegales y a las mujeres se les recuerda que su incorporación al mercado laboral es subsidiaria.

Si resumiéramos de forma muy grosera lo que ayer nos quiso decir Zapatero, es bien fácil de entender, en España «sobra gente». Esto es lo que parece exigir Zapatero, irritado ante las cada vez más numerosas personas que engrosan las listas del paro: «Los inmigrantes, que se vayan, y las mujeres, a su casa».

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA