Savater forma parte de esa casta intelectual que ha sido incapaz de pensar España. Es decir que Savater no forma parte de la solución, sino del problema. Flaco favor le hace a su naciente partido.
Fernando Savater ha vuelto a exhibir su transitada entrepierna retórica y, una vez más, lo ha hecho a propósito de España. Que la idea de España se la “sopla”, ha dicho, corrigiendo y aumentando así su anterior confesión, a saber, que España se la “suda”. Sin duda se la sopla y se la suda, no hay por qué dudar de la sinceridad de Savater; pero tendrá que reconocer que, cuando menos, España “le pone”, porque de otro modo no se explican semejantes desahogos.
Allá cada cual con sus furores. Por nuestra parte, sólo una apreciación: si hoy España mantiene viva esa anomalía de ser la única gran democracia europea con problemas de identidad nacional (exceptuemos a Bélgica, pero eso es otra historia), ello se debe, entre otras cosas, a la prolongada hegemonía de una casta intelectual de izquierdas que en treinta años de democracia ha sido incapaz de aceptar y de proponer una idea racional y razonable de la nación y de la comunidad política.
Savater forma parte de esa casta intelectual que ha sido incapaz de pensar España. Es decir que Savater no forma parte de la solución, sino del problema. Flaco favor le hace a su naciente partido.