es justamente esta «exclusión soberanista» del «derecho a decidir» de la Nación española sobre el País Vasco lo que resulta inadmisible por principio en tal referéndum y lo que efectivamente, como señaló Abascal en el Parlamento, «rasga» o «divide», esto es, «segrega» no sólo a unos vascos respecto a otros, sino, principalmente, a los vascos respecto del resto de los españoles


Tal y como nuestros lectores sin duda ya conocerán, el parlamentario vasco del Partido Popular y presidente de la Fundación para la Defensa de la Nación Española, Santiago Abascal, procedió, en el pleno celebrado el jueves 29 de mayo en el parlamento autonómico, a romper una reproducción de la «papeleta» («Bai ala Ez») de la consulta secesionista promocionada por el gobierno vasco ante las protestas «reglamentarias» de la presidente de dicho parlamento, doña Izaskun Bilbao, en el sentido de que tal actuación, por parte del representante del PP, no se ajustaba al orden del día en un pleno dedicado a la presentación de un informe del Ararteko o Defensor del Pueblo, Íñigo Lamarca.

De hecho, tal como lo argumentó «in situ» el diputado del Partido Popular, la ruptura pública de una papeleta con cuya no menos pública exhibición se habría permitido el lehendakari Juan José Ibarreche y su caterva de consejeros (Azcárraga y Madrazo muy señaladamente) amenazar pocos días antes la soberanía de todos los españoles sobre el País Vasco conectaba sin duda, con las competencias propias del Ararteko por cuanto tal figura, tiene como función característica, entre muchas otras, la de evitar que los representantes institucionales de esta comunidad autónoma desafíen la legalidad española vigente. En este sentido, en efecto, ¿cabe mayor desafío a la «legalidad» establecida -por ejemplo a la Constitución del 78- que la convocatoria de una «consulta» en la que se somete a la consideración de la «ciudadanía vasca» (suponiendo además, en una flagrante petición de principio, que tal cosa existe políticamente, que es justamente lo que está por demostrar) el «derecho a decidir» de Euskal Herria sobre sí misma?

Sin duda, nos parece, tal proyecto de ley por parte de un parlamento autonómico, al margen de su carácter enteramente absurdo (pues se pide que los «ciudadanos vascos» decidan sobre su «derecho a decidir»), vale, en el supuesto de que se llevara a cabo -merced, por ejemplo, a la anuencia de la ETA prevista en los cálculos del tripartito- por toda una secesión , y ello precisamente desde el momento en que la totalidad de la Nación española, presuponemos, aparece como excluída de la «llamada a las urnas». Ahora bien, es justamente esta «exclusión soberanista» del «derecho a decidir» de la Nación española sobre el País Vasco lo que resulta inadmisible por principio en tal referéndum y lo que efectivamente, como señaló Abascal en el Parlamento, «rasga» o «divide», esto es, «segrega» no sólo a unos vascos respecto a otros, sino, principalmente, a los vascos respecto del resto de los españoles.

Y si la «papeleta» representa por sí misma la «ruptura» o la «negación» de la soberanía nacional española, el significado del acto «romper la papeleta» manifiesta, desde nuestros presupuestos, un alcance asimismo inequívoco, a saber: el de la negación de la negación de tal soberanía. Es decir, sencillamente, romper la papeleta es tanto como afirmar, en sede autonómico-parlamentaria, que «España existe» y «no es una entelequia».

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA

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