Esa contradicción da la medida del nerviosismo, la inseguridad, la incertidumbre que en este momento atenazan a un Gobierno vencido.


La vicepresidenta De la Vega, normalmente comedida en sus declaraciones, ha pegado un patinazo de largo alcance al calificar como “papelito” el pacto por las libertades y contra el terrorismo. Todo el mundo sabe que ese pacto ha permitido a España alcanzar los mayores logros en la lucha contra ETA. Por eso el desdén de doña María Teresa resulta inconcebible. Pero todavía más inconcebible es que, acto seguido, en la misma frase, la propia vicepresidenta haya subrayado el valor del “papelito” que acababa de desdeñar. Esa contradicción da la medida del nerviosismo, la inseguridad, la incertidumbre que en este momento atenazan a un Gobierno vencido –vencido por sus propios errores.

Pues no, señora vicepresidenta: queremos más papelitos. Papelitos para todos. Papelitos que fijen una posición clara, sin ambigüedades y sin trampas contra el terrorismo, contra los que quieren destrozar España; papelitos para defender la ley y la justicia, y la libertad y la unidad nacional. Porque sin todas esas cosas, palabras como “paz” son… papel mojado.