No hay duda de que los últimos meses de legislatura socialista estarán marcados desde hoy mismo por la presencia explícita, amenzazante, de la bestia.


ETA ha vuelto a hacerlo, matar -que es lo que mejor sabe-, y a su más puro estilo: por la espalda. Sólo había que arañar un poco el yeso de la presunta “firmeza” del Gobierno, su “voluntad de diálogo” y demás eufemismos socialeros para que tan falso tabique de contención cayera por su propio peso. Parece ahora claro que los últimos y policialmente documentados encuentros entre la bestia y los emisarios socialistas no han dado los frutos esperados, ni por parte de la banda -pese a su lógico interés en no dañar la imagen preelectoral del PSOE- ni por la del propio Gobierno, arrojado ahora al terrible océano de la resaca pacifista y sus efectos; la resaca de Alicia vuelta ya de su imaginario y nefasto viaje, con el espejo hecho trizas.

Pero ya no cabe engaño: el terror ha decidido golpear esta vez a sabiendas, precisamente en medio de una operación policial contra el entramado etarra y también, conscientemente, contra uno de los pocos pilares que aún le quedan a nuestro actual Estado de derecho: la Guardia Civil. Atentar contra el Benemérito instituto significa no sólo liquidar una etapa pactada de avisos o “lamentables accidentes”, en palabras del Gobierno, para que éste se decidiera a culminar de una vez su proceso de rendición; supone además y sobre todo un ejercicio de contundencia por parte de la banda, esta vez con evidente voluntad de ejemplo al atacar la misma entraña de la Nación en uno de sus principales bastiones de libertad y orgullo: “guarda fiel de España entera”, reza su benemérito himno… Terrible paradoja, pues, que su última sangre haya sido derramada fuera de nuestras fronteras.

No hay duda de que los últimos meses de legislatura socialista estarán marcados desde hoy mismo por la presencia explícita, amenzazante, de la bestia recordándole al Gobierno que ya no hay por qué fingir casualidades, “accidentes”; que las cartas están sobre la mesa. Dos son, según el filósofo alemán Herder, “los dos mayores tiranos del mundo: la casualidad y el tiempo”. Liquidada la primera durante la mañana de este sábado aciago, dejemos al tiempo señorearse desde hoy mismo. Poco queda ya para que España hable…

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA