Algo realmente malo, morboso, pasa en España cuando tantas voces del poder, así en el Gobierno como en los medios de comunicación, han acogido con tanta amabilidad a una fuerza política declaradamente antiespañola como Nafarroa Bai (NB), es decir, la coalición de nacionalistas vascos en Navarra, tan irresponsablemente alimentada por el Partido Socialista. NB sólo tiene dos objetivos: uno, exterminar la singularidad de Navarra anexionándola al País Vasco; después, segregar al País Vasco de España. Quien no lo quiera ver así, es que se niega a reconocer la realidad. Y es con esta fuerza con la que el PSOE pretende pactar el futuro de todos los navarros contra el voto de los ciudadanos de la comunidad foral, que ha ido muy mayoritariamente a la foralista y españolista UPN.

Con esa política extremadamente confusa, el PSOE cae víctima de una doble tenaza: la de NB y la de los batasunos de ANV. Por supuesto, Nafarroa Bai y ANV no son lo mismo. Sin embargo, desde el punto de vista de la unidad de la nación española, la diferencia entre ambas formaciones es sólo una diferencia de grado: Nafarroa Bai cree que España hay que romperla pacíficamente, mientras que ANV cree que España hay que romperla por cualquier medio. Esa es la diferencia de grado; en lo demás, hay una evidente solidaridad de fondo entre ambas formaciones. Y los propios integrantes de Nafarroa Bai así lo entienden cuando, en distintos puntos, han cedido sus escaños a miembros de ANV.

A Nafarroa Bai la llaman “bye-bye”, porque su postura es que Navarra diga adiós a España. El socialismo español le allana el camino. Es inconcebible.