El empobrecimiento de la enseñanza, diseñado por los socialdemócratas, es uno de los bastiones fundamentales sobre los que se asienta el proceso de descomposición nacional.


El demoledor informe PISA sobre el estado de la educación en España revela hasta qué punto nos hemos deslizado por la pendiente del fracaso, empujados por una pseudopedagogía progre impuesta por los gobiernos socialdemócratas que el PP no supo, o no quiso, neutralizar.

Las reformas educativas, el traspaso de competencias a las autonomías, el descontrol de los libros de texto y la devaluación del esfuerzo, la disciplina y el respeto a los maestros, han traído como resultado que los escolares españoles obtengan puntuaciones bajísimas en aquellas materias vertebradoras de la educación: las ciencias y la comprensión lectora.

El empobrecimiento de la enseñanza, diseñado por los socialdemócratas, es uno de los bastiones fundamentales sobre los que se asienta el proceso de descomposición nacional. Porque, de modo sistemático, las horas que se dedicaban al estudio de los conocimientos críticos, de las ciencias y la filosofía, han sido paulatinamente sustituidas por el adoctrinamiento ideológico en los valores del progresismo. Valores que, en un caso, ensalzan los localismos y particularismos regionales; y en otro, desbordan a España en nombre de un humanismo metafísico.

Y es que la eliminación de esos saberes críticos es condición necesaria para que prosperen los ideológicos. Entre lo particular y folclórico de la aldea, por un lado; y lo universal metafísico de la humanidad armónica, por otro; han convertido a España en un paréntesis prescindible. Se esconden los hitos históricos que vertebran la Nación, se margina a la lengua española, se empobrece la formación científica y filosófica de los alumnos, reduciendo el bachillerato a dos años y cuatro itinerarios distintos e incompletos. Se establecen, en suma, las condiciones necesarias -el proceso de lobotomización de los escolares españoles en los valores de la corrección política y del humanismo metafísico y cosmopolita- para que la Nación, huérfana de los conocimientos necesarios, asista sumisa al proceso de su propia desintegración, sin herramientas para codificarlo, ni método crítico para cuestionarlo.

Uno de los puntos centrales de nuestra Propuesta de reforma de la Constitución es la recuperación, por parte del Estado, de las competencias en materia educativa. Porque, en la práctica, los diferentes modelos -a la carta- aplicados en las CC. AA. han sido el instrumento más eficaz de los separatistas en su irresponsable y suicida proyecto de desmembración de la Nación.

Ahora, cuando, una vez más, este informe nos sitúa a la cola de las naciones civilizadas, se hace urgente volver a reclamar un cambio de rumbo en la enseñanza que arroje al basurero de la historia de la pedagogía española los delirios del armonismo krausista y las modas antropológicas, aldeanas y etnicistas-racistas. Frente a proyectos pedagógicos desquiciados, como el de formar “ciudadanos de la aldea global” -una especie de querubines consumistas, solidarios con cualquier causa planetaria y refractarios a todo lo que tenga que ver con su Nación- desde la Fundación para la Defensa de la Nación Española tenemos que, al menos, plantear la necesidad de una educación del ciudadano español, perspectiva que los pedagogos logsianos ignoran de modo sistemático. Los pedagogos españoles se han sumado gustosamente al doble desbordamiento del ciudadano español: por abajo, al preferir al ciudadano vasco, gallego, catalán, andaluz, etc.; por arriba, al asumir las directrices europeístas empeñadas en matar la especie (España) en el género (la humanidad) a mayor gloria del mismo europeísmo.

Invitamos a los profesores que tengan que impartir esta asignatura de “Educación para la Ciudadanía” (EpC) a que, en uso de su libertad de cátedra, impulsen la asignatura en el sentido correcto, poniendo los pies en la tierra firme (y no en delirios cosmopolitas, metafísicos, europeístas o aldeanos) de la Nación Española.

Son demasiados años caminando en la dirección equivocada. Si no rectificamos acabaremos pagándolo más caro aún.

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA