Habrá una ETA más fuerte y una España más débil. Ante eso, la única salida digna es la rectificación.


Lentamente, pero con paso firme y decidido, el Gobierno se ha empeñado en verificar los peores temores de los españoles de bien. El último episodio sobre las listas más o menos encubiertas de Batasuna-ETA no puede ser más ilustrativo: se ha hecho lo que Batasuna quería. Y se ha hecho tratando, torpemente, de ocultarlo a la opinión pública con argucias propagandísticas que ya no engañan a nadie. Por supuesto, Batasuna ha reaccionado con hostilidad: le parece poco, quiere más. Siempre quiere más. Y eso es exactamente lo mismo que Batasuna viene diciendo desde el principio de este desdichado “proceso” que, hasta el momento, sólo ha procurado beneficios a los enemigos de España. El Gobierno se ha visto envuelto en la red que él mismo tendió. Sus partidarios dicen que, en todo caso, ninguna marcha atrás podrá solventarse sin traumas. Pero es que el paso adelante tampoco será más positivo: habrá una ETA más fuerte y una España más débil. Ante eso, la única salida digna es la rectificación.