Parece que al terror separatista le mueve ahora voluntad de imperio; orgullosos ellos, los asesinos, de haber extendido el radio de su acción más allá de los Pirineos.


Ya no caben dudas, mentiras, ocultación o medias tintas. El reciente comunicado de la banda terrorista ETA constituye un desafío no sólo “a las Fuerzas del Estado español sea en el lugar que sea” -según sus propios términos- sino también, en consecuencia lógica, un desafío a todo español que, “sea en el lugar que sea”, tenga la desgracia de cruzarse en su macabro camino. Parece, pues, que al terror separatista le mueve ahora voluntad de imperio; orgullosos ellos, los asesinos, de haber extendido hace bien poco el radio de su acción más allá de los Pirineos.

Más de dos años de rendición continuada por parte de Zapatero y su gabinete; ruptura del Pacto de las Libertades y contra el Terrorismo; rechazo consecutivo de cuatro mociones del Partido Popular, cuatro, pidiendo revocar la autorización del Congreso para que el Gobierno “negociara” con la banda; más pactos, más cesiones a las insaciables fuerzas nacionalistas para mantener ese statu quo seudopacifista, seudoprogre y seudohumanitario que retuviera a las alimañas en su guarida; más de dos años de ataques verbales y no verbales a quienes, desde las posiciones más honestas –por sinceras y dolorosas- como las víctimas de la barbarie etarra, osaran poner peros a la cobarde política antiterrorista del Gobierno… y todo para llegar otra vez al punto de partida; para que ETA, más crecida, fortalecida y orgullosa que nunca -acabamos de verlo- vuelva a poner en vilo la misma seguridad de la Nación, ya que jamás ha podido causar la más mínima mella en su entidad medular e histórica.

Por todo ello, desde la Fundación para la Defensa de la Nación Española pedimos:

La inmediata revocación de cualquier tipo de aval por parte de las Cortes para cualquier tipo de “negociación” con la banda asesina.

La asunción de todas las responsabilidades políticas -pasadas y presentes- por parte de quienes, desde las más altas instancias gubernamentales, han gastado el tiempo, deteriorado la fortaleza de nuestras instituciones e hipotecado la confianza del pueblo español hasta llegar a la dramática situación en que nos encontramos.

El rearme moral y patriótico de la ciudadanía en general en la esperanza de que hoy, como en otras muchas otras ocasiones a lo largo de nuestra historia, sabrá plantarle cara a la tiranía del terror y defender con la mayor serenidad, firmeza y coraje su bien más preciado: la integridad de la Nación española.

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA