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Para justificar la actuación en relación al terrorismo etarra del gobierno de Z durante esta legislatura, legión de contertulios, corifeos del socialismo gobernante, afirman machaconamente dos cosas que resultan, además, contradictorias: se afirma una y otra vez que el gobierno, “todo gobierno”, tiene “derecho” a “tratar de resolver la lacra del terrorismo” (concepto este de “lacra”, por cierto, por el que el terrorismo etarra se contempla como si fuese una rémora aislada e independiente del nacional-secesionismo antiespañol defendido no solamente por la banda terrorista); es más, se afirma enfáticamente desde esas ondas tertulianas, el gobierno tenía no solamente derecho a una oportunidad sino incluso “el deber” de tratar de resolver “como fuese” el problema terrorista que lastra a la sociedad española. A esta tesis acompaña otra que afirma que este “proceso de paz” es semejante si no igual al del 98 (pasando descaradamente por alto que la tregua declarada por ETA en aquel momento no fue acordada con el gobierno de Aznar, sino con el PNV en Estella). La novedad, se dice desde el PSOE y cía., estuvo en que el PP se negó a apoyar al gobierno y esta, según afirmó Z en la famosa entrevista con Pedro Jota, fue la última causa de la ruptura (¿?), tesis repetida no cientos sino miles de veces por los corifeos contertulios.

Ahora bien, ¿cuál era el planteamiento de la negociación, tal como figuraba en la petición solemne realizada por Z en el Congreso? Si se “verificaba” el “alto el fuego” y el “abandono de las armas” por parte de ETA, entonces se procedería a la negociación (se supone con amnistías, conmutación o reducción de penas, acercamiento a las cárceles del País Vasco…).

Pero aquí está la trampa del gobierno de Z: semejante petición al Congreso, que aún se mantiene aprobada por la cámara y sin que exista intención alguna de ser retirada, resultaba completamente ad hoc además de absurda (aunque después se supo que las negociaciones ya estaban en marcha, al margen de tal petición; es decir, no le hizo falta la solicitud parlamentaria para negociar porque ya lo estaba haciendo, formando parte del negocio la propia petición parlamentaria). Y es que si ETA dejase de asesinar (o de amenazar con el asesinato) aun no produciéndose la “independencia de Euskal Herria”, entonces ocurriría que ETA dejaría de ser ETA y, por tanto, nada habría que negociar o no negociar con una banda terrorista que habría dejado de serlo.

Ahora bien, si ETA permaneciese en su ser terrorista, entonces tampoco, según el propio planteamiento gubernamental, habría nada que negociar. Total, ¿qué se busca con una “negociación” así?, ¿por qué “intentarlo” si no es posible?

Muy sencillo, se busca desplazar de la posibilidad de gobernar al PP, al ser previsible el que este partido se negase a participar de semejante planteamiento, pudiéndole acusar de “renunciar a la Paz”. Es decir, se busca mostrar esa “buena intención” aliciana por parte de Z, mostrando a su vez su ausencia en el PP. Y es que, ya se sabe, según los mariantonios, sopenas, carniceros y demás… al PP le conviene la existencia de ETA. Esta es la doctrina.

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA