Nosotros amamos a la nación y queremos que sea de todos, tarea común de todos los españoles de buena voluntad.


Cualquier aparición en la vida pública trae siempre consigo miradas hostiles. Máxime cuando, como ha ocurrido con la Fundación para la Defensa de la Nación Española, esa irrupción ha venido acompañada por el éxito. Henos ahora, pues, vituperados simultáneamente desde la ultraizquierda y la ultraderecha. A veces hay críticas que merecen ser contestadas, porque pueden abrir un buen diálogo. Por desgracia, no es este el caso: entre la sospecha de tono policial y la invectiva de talante tabernario, poco diálogo puede abrirse con quien no quiere dialogar. Pero quizá sí convenga decir un par de cosas al respecto, no tanto para responder a los que nos hostilizan como para enviar un mensaje a nuestros miles de simpatizantes y amigos. Ese mensaje sería el siguiente: estamos en el buen camino.

Hay quien piensa que la nación es suya y excluyen a los demás. Otros, simplemente, odian a la nación. Nosotros amamos a la nación y queremos que sea de todos, tarea común de todos los españoles de buena voluntad. Nada más y nada menos. Pensamos que eso es exactamente lo que España necesita. Los ataques nos confirman en nuestro propósito. Ladran, luego cabalgamos.