Una casta política, económica y mediática se ha adueñado de esa comunidad, se ha aupado en el nacionalismo obligatorio como ideología de poder y se impone con un discurso de hipócrita victimismo.


El diario de Barcelona La Vanguardia publicaba hace pocos días un doliente informe sobre la situación de la enseñanza del inglés en Cataluña. Esta comunidad está seis puntos porcentuales por debajo de la media española en tal materia. Curiosamente, el informe apenas señala lo que cualquier padre de familia podría explicar: es muy difícil tener un sistema de enseñanza satisfactorio cuando la prioridad de los políticos locales es la formación en el nacionalismo a través del idioma catalán.

Este sólo es uno de los problemas de la Cataluña real. Las universidades extranjeras ya dudan antes de enviar a sus alumnos a universidades catalanas, porque la catalanización lingüística de la docencia universitaria las hace poco atractivas para un francés, un inglés o un norteamericano. Impunemente se perpetran atentados diarios contra el uso libre del idioma castellano, con la obligación de rotular en catalán los anuncios de los comercios. Todo debate público queda ahogado por el monolitismo brutal de la mayoría de los medios de comunicación, cuyo oficialismo adultera cualquier concepto cabal de la función informativa. Las empresas extranjeras empiezan a marcharse –todo apunta a que el éxodo se intensificará en los próximos años–, e incluso el aeropuerto del Prat comienza a ser visto como territorio poco grato porque las compañías han de rellenar sus informes también en catalán.

Esa es la realidad de Cataluña: una casta política, económica y mediática se ha adueñado de esa comunidad, se ha aupado en el nacionalismo obligatorio como ideología de poder y se impone con un discurso de hipócrita victimismo dirigido expresamente contra la unidad de España. La casta nacionalista está llevando a Cataluña a una lenta agonía. Remover a estos nuevos caciques va a costar mucho esfuerzo, pero para los catalanes se ha convertido ya en una cuestión urgente.