El mayor éxito de los partidos secesionistas consiste en haber introducido en los partidos políticos nacionales la idea de que es posible separar tajantemente las ideologías, los fines políticos de la ETA, de los actos terroristas.


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Y con más detenciones. Tal es el argumento estrella que el PSOE utilizará de cara a las elecciones de Marzo. El fundamento es que la política antiterrorista tiene como fin “el cese de la violencia” sustanciado, precisamente, en “que no haya más muertos”.
El mayor éxito de los partidos secesionistas consiste en haber introducido en los partidos políticos nacionales la idea de que es posible separar tajantemente las ideologías, los fines políticos de la ETA, de los actos terroristas. De modo que la condena a los terroristas se asienta, por lo general, sobre la oposición “a toda forma de violencia”, que tildan de “irracional”; y el mal político queda reducido a un mal ético, censurable en nombre de la humanidad y no de España. Esto explica también que partidos que defienden la misma ideología de los etarras puedan escenificar “la unidad de los demócratas contra el terrorismo”. En esta línea se entiende que “evitar muertos” haya de ser el fin de la política antiterrorista. Y de aquí que, cuantitativamente, la “política antiterrorista” de Z haya sido “más eficaz” que la de Aznar.

Semejante argumento sólo podrá ser rebatido dejando de lado los principios del humanismo metafísico, del que participan gobierno y oposición. Mientras el PP no deje al lado estos prejuicios no podrá hincar el diente al presidente Rodríguez. Tendrá, pues, que recordar que quienes murieron a manos de los asesinos de la ETA lo hicieron en calidad de españoles y no de hombres. De modo que si para evitar más muertes es necesario dialogar con los asesinos y reconocer buena parte de sus fines políticos, entonces, los caídos lo hicieron en balde, murieron por nada, como si hubieran sido víctimas de una epidemia de “violencia irracional”.

Bien sabe esto la AVT: por esto ha sido, durante esta legislatura, la voz más clara y que más alto se ha oído en contra del compadreo del gobierno con ETA. Si, desde el punto de vista ético, hemos de lamentar cada una de estas muertes y compadecernos de todos los que las han sufrido, no es menos cierto que el único modo de honrarles es hacer justicia defendiendo aquello por lo que murieron: España. Desde la Fundación para la Defensa de la Nación Española tenemos que insistir en que el mayor apoyo que pueda darse a las víctimas es la derrota de sus verdugos y el destierro de la ideología delirante que les anima.

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA