Ya es tradición que, al llegar la “Diada”, las terminales del separatismo catalán recrudezcan sus declaraciones independentistas, y para eso lo mismo vale un presidente de club de fútbol que un sacerdote descarriado o un diputado de ocasión. Ahora vale también un vocal del Consejo General del Poder Judicial, y eso es lo que ha pasado con un señor llamado Alfonso López Tena, cuyos apellidos le apartan ciertamente de cualquier reivindicación étnica, pero que no por eso se priva de sostener “la fundación de un Estado de la nación catalana independiente en la Unión Europea”. López Tena, para calentar el ambiente, ha dicho que Cataluña ha sufrido un genocidio. El nivel de las carcajadas sólo puede compararse con el de la indignación que semejante estupidez ha levantado.
Los compañeros de este hombre en el CGPJ han puesto el grito en el cielo. Con razón. Pero, ¿por qué Lopez Tena es vocal del Poder Judicial? ¿Por sus aportaciones doctrinales a la ciencia jurídica? No: por cuota partidista; está ahí en representación de la nacionalista Convergencia i Unió. El dato basta para captar el perfecto absurdo en el que nada el sistema institucional español por su dependencia de los partidos.
Las cosas son muy simples: no puede estar en las instituciones del Estado una persona que abiertamente conspira para destruir el Estado. Eso, antes, se llamaba “sedición”. Esperemos que ahora no nos lo quieran vender como “talante”. Si al CGPJ le queda, colectivamente hablando, algo de pundonor, debería expulsar inmediatamente a ese caballero.