Lo que ha hecho Kelme es, simplemente, un ejercicio de sensatez y decencia.
La marca deportiva Kelme patrocinaba personalmente al futbolista del Barcelona Oleguer. Éste, conocido por sus tesis separatistas y radicales, escribió recientemente un texto donde defendía al sanguinario etarra de Juana Chaos. Kelme, en consecuencia, decidió retirar a Oleguer su patrocinio. Ahora la red de agitación del separatismo catalán ha emprendido una campaña contra Kelme bajo el lema “Kelme m’ha perdut com a client”, para castigar a esta firma comercial por su decisión.
Lo que ha hecho Kelme es, simplemente, un ejercicio de sensatez y decencia: nadie puede esperar que su imagen empresarial quede a salvo cuando la asocia a una persona que, como Oleguer, se sitúa expresamente contra el Estado de Derecho y al lado de los criminales. ¿Ha perdido clientes Kelme con esta decisión? Es dudoso. Pero, si así fuera, aún habría más razones para elogiar a Kelme, porque ha puesto una cuestión elemental de principios por encima de la frívola rentabilidad de un “soporte” tan discutible. Aunque sólo sea por eso, Kelme ya nos ha ganado como clientes.