Alguna carta muy grave debe de tener ETA contra el Gobierno Zapatero para que éste arrastre por el suelo de semejante manera la dignidad nacional.
Nadie entiende nada. Nosotros, tampoco. Es insensato que ETA robe trescientas pistolas y el Gobierno insista en que tiene que “verificar” la voluntad de ETA de “abandonar las armas”. Es estremecedor que la justicia actúe contra un asesino en serie y el Gobierno sugiera que los jueces obstaculizan el proceso de paz. Es indignante que los cachorros de ETA-Batasuna intenten quemar vivos a dos policías y que los socialistas, pese a todo, insistan en considerar a los batasunos como interlocutores políticos. No cabe sino pensar lo que ya todo el mundo piensa, incluso quienes no se atreven a decirlo, incluso quienes dicen lo contrario: que alguna carta muy grave debe de tener ETA contra el Gobierno Zapatero para que éste arrastre por el suelo de semejante manera la dignidad nacional.
Esa gasolina de la otra noche en Bilbao, la que utilizaron los proetarras contra los policías municipales, es la representación más gráfica de adónde nos ha llevado un proceso de claudicación sin precedentes en las naciones europeas. El poder nos ha puesto en manos de los enemigos de la nación, que son también los enemigos de la libertad. Ahora, a la nación le corresponde expresar su voluntad de no retroceder ni un paso más. Para defender su libertad y su dignidad.