Nuestro sistema electoral favorece situaciones simultáneamente antidemocráticas y antinacionales.
El veterano socialista Francisco Vázquez, ex alcalde de La Coruña y actual embajador de España ante la Santa Sede, ha dicho algo muy sensato: que habrá que cambiar la ley electoral para que los partidos mayoritarios no queden sometidos a la voluntad de los partidos minoritarios. Es de sentido común. Toda ley electoral tiene por objeto regular los cauces del sistema democrático. Pero si la regulación conduce a que los menos votados obtengan ventaja sobre los más votados, como ocurre en España, entonces está claro que la ley consigue lo contrario de lo que se propone, porque desemboca en una situación estrictamente antidemocrática. En el caso español, además, esa desviación se complementa con otra no menos grave: el mismo procedimiento otorga una ventaja desproporcionada a los partidos secesionistas y nacionalistas sobre los que representan al conjunto del país, Así nuestro sistema electoral favorece situaciones simultáneamente antidemocráticas y antinacionales. ¿Cómo no estar de acuerdo con Francisco Vázquez? Esperemos que esta voz sea secundada tanto a derecha como, sobre todo, a izquierda. Ganará España y ganará la democracia.