El Gobierno español está llevando a la nación a una situación de subordinación y dependencia respecto a la estrategia etarra.
Parece confirmarse que el Partido Socialista mantiene su propósito de seguir adelante en la negociación con ETA. La lengua española –ese gran tesoro de nuestra nación– tiene una palabra que se ajusta muy bien a la actitud del Gobierno Zapatero: contumacia. El Diccionario define contumacia como “tenacidad y dureza en mantener un error”. Y eso exactamente es lo que está haciendo el Gobierno: mantener tenazmente el error de que es viable la negociación con una banda armada que se niega a disolverse como banda y, mucho menos, a dejar las armas.
El primer ministro de Irlanda, Bertie Ahern, acaba de declarar que Zapatero no debería ceder en la acción policial y judicial contra ETA. Tan sensato juicio debería ser una obviedad, pero hace ya mucho tiempo que en España se ha perdido la sensatez y, con ella, el juicio. Por obcecación personal, por falta de escrúpulos políticos o por cualquier otro motivo, el hecho es que el Gobierno español está llevando a la nación a una situación de subordinación y dependencia respecto a la estrategia etarra. Hay que gritarlo todos los días: “En mi nombre, no”.