El Gobierno ha protegido a De Juana y a Otegui, y ha olvidado a los tres asesinados por el terrorismo en los últimos meses. Los hechos son esos.


El 30 de diciembre, ETA hizo estallar una bomba, voló la terminal 4 de Barajas y mató a dos personas. No habían pasado dos meses y el Gobierno, torciendo la ley, buscó la salida menos digna para ceder al chantaje del terrorista de Juana Chaos y dictar lo que en la práctica es la excarcelación del criminal. Ahora, el Gobierno, a través de la Fiscalía General del Estado, ha renunciado a acusar al líder batasuna Otegui de enaltecimiento del terrorismo, de tal manera que éste también ha quedado libre. Pocos días antes había muerto un ciudadano a consecuencia de las heridas recibidas durante un episodio de terrorismo callejero. Para ensombrecer más el cuadro, un portavoz batasuno se ha apresurado a exigir al Gobierno que “cumpla los compromisos firmados”. Compromisos que el Gobierno niega y la ciudadanía ignora. El Gobierno espera que le creamos; a la vista de lo sucedido desde el 30 de diciembre, es imposible. La ciudadanía, por su parte, cada vez ignora menos y sospecha más. El Gobierno ha protegido a De Juana y a Otegui, y ha olvidado a los tres asesinados por el terrorismo en los últimos meses. Los hechos son esos. Disfrazarlos no hace sino aumentar la indignidad.