La vida de la Nación no es sólo la suma de los españoles vivos, sino de los muertos y de los que están por nacer.


Las autoridades del Gobierno Vasco han puesto de manifiesto una vez más el pulso que quieren sostener contra la Nación española en un documento publicado hace dos días con el que pretendieron condenar al mismo tiempo tanto los recientes atentados de ETA como la “ilegalización de las ideas”, en clara referencia a los encarcelamientos de dirigentes batasunos.

Dicho documento ha provocado la inmediata y justísima condena de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, a la que la Fundación para la Defensa de la Nación Española se suma, por la desfachatez con la que los firmantes del mismo se han permitido incluso equiparar a los españoles asesinados por la banda terrorista con los familiares de presos que fallecen en accidentes de tráfico por ir a visitarlos a la cárcel.

Lo esperpéntico de tal declaración fue recogido y ampliado por los aliados del gobierno vasco en esta “lucha ideológica” contra España cuando Pernando Barrena y Eusebio Lasa, los batasunos todavía no encarcelados, comparecieron ante los medios para exponer con toda la gravedad que su estupidez les permite que la muerte de Natividad Junko, la suegra del preso de ETA, Unai González, fallecida el martes en un accidente de tráfico cuando se dirigía a Teruel a visitarle, es “un muerto que el Gobierno ha puesto sobre la mesa”.

En el colmo ya del desatino, el padre del preso, entrevistado en Gara, ha comparado la lotería nacional con el que ha denominado “bombo de muerte” en el que el PSOE mete a todas las víctimas del Estado español que cada fin de semana arriesgan su vida en las carreteras por ver a sus seres queridos (sic).

Llevando al límite este absurdo, de lo que no se percatan estos “contadores de muertos” y “medidores del dolor ajeno” es que con su estrategia confusionaria, al no ver la diferencia entre una muerte accidental y el asesinato de cualquier español por causa de la nación entera, sin quererlo, favorecen a España.

La vida de un español asesinado por ETA simboliza para la banda, y en eso estamos de acuerdo, la vida de la Nación, que no es sólo la suma de los españoles vivos, sino de los muertos, y de los que están por nacer. Por eso no nos sirven las treguas, ni el rebajamiento de atentados por legislatura, ni los cálculos siniestros de Rubalcaba.
Un solo español, vale por todos.

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA