Esta nueva alianza convierte a Cataluña en un foco de tensión permanente para la paz de la nación.
Si una sensata rectificación in extremis no lo remedia, los partidos derrotados en las elecciones catalanas se van a coligar para constituir un nuevo gobierno tripartito en aquella comunidad. Veremos así reunidos, nuevamente, al partido socialista que gobierna en el conjunto de España, a los independentistas radicales de la Esquerra, que quieren romper España, y a los comunistas-nacionalistas, que siempre saben sacar la mayor tajada con sus exiguas armas electorales.
Este nuevo tripartito será nocivo desde tres puntos de vista. Será nocivo para el socialismo español en general y catalán en particular, porque lo pondrá irremisiblemente en las manos de un aliado tan extremista como Esquerra. Será nocivo para la política catalana, primero, porque entregará el poder a quien no ha ganado las elecciones y, además, porque supondrá que quien guíe el nuevo estatuto sea la minoría decisiva de Esquerra, es decir, la peor de las combinaciones posibles. Por último, y sobre todo, será muy nocivo para el conjunto de España, pues esta nueva alianza convierte a Cataluña en un foco de tensión permanente para la paz de la nación.
Al fondo queda la apuradísima situación del Gobierno de España, que fue el primer causante de todo esto y ahora, por lo que parece, ya no lo puede parar. Esta irresponsabilidad hará historia. Por desgracia para todos.