Los planes y programas separatistas, por más repugnantes que nos parezcan, pueden muy bien salir adelante si el estatuto sigue aplicándose en Cataluña con las gravísimas consecuencias que esto implica para la unidad de España como Nación Soberana. Lo que en consecuencia puede dinamarse de todo ello es que son tales diputados, y no tanto Montilla u otros líderes separatistas, los que verdaderamente estarán en la «estratosfera»… «o en Babia».
La semana pasada diversos dirigentes del Partido Socialista Obrero Español han tenido a bien reaccionar frente a la carta enviada por el Presidente de la Generalidad catalana, el también socialista, José Montilla a más de 200 entidades de la llamada «sociedad civil» de aquella comunidad autónoma reclamando una «respuesta unitaria» en el caso de que la esperada sentencia del Tribunal Constitucional sea desfavorable al pseudo-estatuto de Cataluña.
En este sentido, tal y como nuestros lectores a buen seguro conocen ya, el presidente de la Comisión Constitucional del Congreso, Alfonso Guerra, amén de considerar «increíble» dicha misiva por parte de Montilla habría declarado que «los políticos catalanes están en la estratosfera».
Asimismo, y pocos días después, el ex presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, quien se ha distinguido por una actitud sólidamente crítica del proceso disgregador de la Nación española que le honra, ha podido manifestar su coincidencia con las palabras de Guerra apostillando además que el 90% de los militantes socialistas criticarían el silencio oficial («silencio de los corderos» según las palabras de Leguina, a nuestro juicio certeras) del PSOE en lo que se refiere a asuntos de tanta gravedad como este.
Pues bien, desde la Fundación DENAES sin duda que hemos de comenzar por coincidir con Alfonso Guerra y Joaquín Leguina en la calificación que la carta de Montilla nos merece y debe merecernos. Una carta engranada además, a la manera de momento puntual suyo, en una cadena de amenazas formales y públicas dirigidas a la tan cacareada independencia del Alto Tribunal que ha de entender sobre la «constitucionalidad» del mal llamado estatuto.
Ahora bien, si es en efecto cierto que esta apuesta subversiva del Presidente de la Generalidad resulta verdaderamente «increíble» en su carácter chantajista, maniobrero o sencillamente sedicioso, ello, por sí mismo, no probaría que tales dirigentes «catalanes» (sin perjuicio de que alguno de ellos sea cordobés, es decir, charnego) viven en la «estratosfera». Al contrario, sus planes y programas, por más repugnantes que nos parezcan, pueden muy bien salir adelante si el estatuto sigue aplicándose en Cataluña con las gravísimas consecuencias que esto implica para la unidad de España como Nación Soberana.
Pero, adviértase, si ello es así, esto es, si tales planes resultan exitosos, semejante calamidad se deberá en parte a la complicidad objetiva de muchos dirigentes socialistas –-y no sólo, aunque acaso sí principalmente de José Luis Rodríguez Zapatero y sus ministros– que han venido solidarizándose de mil maneras distintas con las triquiñuelas de los secesionistas: por ejemplo, aquellos que aprobaron en el congreso el «estatuto» soberanista de la «nación catalana». Lo que en consecuencia puede dinamarse de todo ello es que son tales diputados –y entre ellos el propio Guerra– , y no tanto Montilla u otros líderes separatistas, los que verdaderamente estarán en la «estratosfera»… «o en Babia».
FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA