Zapatero se ha convertido en un presidente antisistema, un hombre dispuesto a cargarse la voluntad popular, el Estado de las Autonomías y lo que haga falta con tal de sostener su proyecto de poder.
Todo indica que las dos formaciones que han perdido las elecciones autonómicas en Navarra, la nacionalista vasca Na-Bai y el Partido Socialista, han llegado a un acuerdo de poder contra el partido muy mayoritariamente votado por los navarros, la foralista y españolista UPN.
La proclama de Zapatero de que “Navarra será lo que los navarros quieran” se ve así sustituida por esta otra: “Navarra será lo que a mí me convenga”. Y lo que a Zapatero le conviene es una Navarra donde la voluntad popular queda distorsionada por la coalición de minorías. El asunto se agrava por la naturaleza de una de esas minorías: nacionalista vasca, anexionista, enemiga de la personalidad específica Navarra y, además, amiga y protectora de gentes vinculadas a la órbita de Batasuna-ETA. ¿Cómo no vincular la jugada a la venta de Navarra en la mesa de negociación con ETA?
Todo esto es bien sabido, pero hay que repetirlo una y otra vez para que no se borre la enorme gravedad del error socialista. Zapatero se ha convertido en un presidente antisistema, un hombre dispuesto a cargarse la voluntad popular, el Estado de las Autonomías y lo que haga falta con tal de sostener su proyecto de poder. Es un error inmenso de la izquierda española.