Ni siquiera en vacaciones descansan los socialistas en la difusión de su demagogia dañina para la Nación Española: ante la insinuación del Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de abordar una reforma constitucional, Pedro Sánchez y los suyos han replicado con su manoseada idea de convertir España en un estado federal
Entre las noticias estrella de un verano, como tantos otros, donde se paraliza la actividad política, aparte de las constantes bravatas del separatismo catalán preludio de las elecciones «plebiscitarias», destaca la peculiar confesión que realizó a los medios de comunicación el Presidente del Gobierno de la Nación, Mariano Rajoy: no se cierra a la posibilidad de acometer una reforma constitucional en breve plazo, quizás de cara a la próxima legislatura. El objetivo de la misma no es excesivamente ambicioso, en tanto que no aspira a alterar el Estado de las Autonomías que tanto daño ha causado y sigue causando a la Nación Española, pero sí aparenta ser en cierta medida beneficioso: ante todo, en la reforma de nuestra Carta Magna, según concretó el Ministro de Justicia, Rafael Catalán, se pretende redefinir el papel de las comunidades autónomas, pasadas ya casi cuatro décadas desde la aprobación de nuestra «ley de leyes», actualizando la legislación en lo referente al acceso al estatus de comunidad autónoma de los diversos territorios que conforman la Nación Española. Concretamente, eliminando todas las Disposiciones Transitorias incluidas en la Constitución en lo referente a la formación de comunidades autónomas.
No parece muy difícil darse cuenta que esta idea está pensada contra alguien en concreto, aunque ni Catalán ni Rajoy se pronuncien explícitamente al respecto: contra las sectas separatistas que, en virtud de sus delirios megalómanos que pretenden expoliar cuanto más territorio mejor a la Nación Española, sueñan con pasar de la autonomía catalana o la vasca a la formación de sus delirantes Países Catalanes o su fabulada Euskal Herria, anexionándose Valencia y Navarra, respectivamente. No conviene olvidar que en el caso navarro, su presidenta, Paloma Barkos, han vuelto a insistir en la posibilidad de anexionar Navarra al País Vasco amparándose precisamente en una de las citadas disposiciones, la Disposición Transitoria Cuarta de la Constitución de 1978, donde se afirma que los Órganos forales navarros pueden decidir tanto su incorporación como su separación respecto a otra comunidad autónoma previa. En la reforma que plantea el Partido Popular disposiciones como la señalada desaparecerían y, en consecuencia, también cualquier base legal para que los separatistas ganasen más terreno.
Desde el otro partido de la oposición, el PSOE, responden con su demagogia habitual: consideran tal propuesta de reforma como «electoralista», pero no se privan de volver a repetir de forma cansina y saturante lo que es su única propuesta respecto al modelo de estado: otorgarle a la Nación Española la forma de una federación, de un estado federal, incluso bajo la forma de «federalismo asimétrico» que en su día postuló Pascual Maragall, y que el antecesor de Pedro Sánchez en la secretaría general socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba (al igual que el nefasto Presidente Zapatero), también sostuvo. El propio Sánchez afirmó hace un año, justo al ser elegido secretario general del partido en las elecciones primarias en las que derrotó a otros candidatos más caracterizados como Eduardo Madina, que era primordial aplicar la fórmula del estado federal para otorgarle «un nuevo encaje» a Cataluña; incluso, en el colmo de la postración y el servilismo, cuando Arturo Mas se encontraba embarcado en su huida hacia delante que culminó en el seudoreferéndum del 9 N, Pedro Sánchez le ofreció al sedicioso líder catalán la reforma constitucional federal a cambio de retirar la convocatoria del referéndum; todo ello pese a que nada podía hacer el PSOE con un PP ostentando la mayoría absoluta…
Una vez constatada la recuperación socialista en las encuestas demoscópicas, que le otorgan no sólo la segunda posición entre los partidos más votados, sino virtualmente un empate técnico al situarse a menos de cinco puntos porcentuales de diferencia respecto al PP en la intención de voto, la propuesta de una reforma constitucional que convierta España en un estado federal, cuyo tufo a sectarismo provoca verdaderas arcadas por ser una propuesta «a la carta» para contentar a los separatistas a costa de otorgarle cada vez más prebendas en detrimento de la Nación Española, cobra un especial énfasis en un momento de preocupante incertidumbre, a pocos meses de la celebración de unas elecciones generales. Los socialistas, poco dados a matizaciones, no parecen percibir que aplicar una fórmula federal a un Estado unitario como España, tal y como está definido en el Artículo 2 de la Constitución de 1978, supone su inmediata disolución, puesto que esa unidad previa habría de ser disuelta en distintas partes que, una vez separadas, no tendrían compromiso alguno de volverse a unir, ni de forma federal siquiera.
En los citados comicios, en los que se da por seguro que nadie logrará la mayoría suficiente para gobernar en solitario, se abrirá en consecuencia la puerta a pactos postelectorales, que podrían por primera vez en nuestra Historia reciente dejar fuera del gobierno de la Nación a la lista más votada. Si tomamos como referencia las pasadas elecciones municipales y autonómicas del 24 de Mayo, donde el PP logró ganar en la mayor parte de ayuntamientos y autonomías, pero fue expulsado del poder mediante pactos postelectorales corruptos del PSOE con la formación de nuevo cuño Podemos, esta situación podría repetirse de cara al final de este año 2015. Y bien sabemos que para Podemos España no es una nación canónica, sino una verdadera cárcel de pueblos, un «país de países» o «nación de naciones» que ha de permitir el «derecho a decidir» de todos aquellos pueblos que deseen abandonar su seno…
Desde la Fundación Denaes hemos de valorar positivamente que el actual Gobierno de nuestra Nación plantee una reforma constitucional, que permita acabar con tantas disposiciones transitorias desde las que los separatistas aspiran a culminar sus delirios de anexión de más y más territorios para desguazar la Nación Española. Por el contrario, vemos con inquietud que el PSOE se encuentre absolutamente enrocado en el sectario y dogmático proyecto de un estado federal, propuesta meramente partidista con la que contentar a las sectas separatistas, pensando no sólo en clave electoral para un eventual pacto, sino incluso en su aplicación efectiva si puede reunir con dichos acuerdos una mayoría cualificada.
Fundación Denaes, para la Defensa de la Nación Española.