Si hay que elegir campo, nadie debería dudar de dónde está el lado malo y dónde el lado bueno.
Es bochornoso todo ese montaje del Gobierno y sus terminales mediáticas, tratando de desprestigiar a la Asociación de Víctimas del Terrorismo mediante la manipulación de un ciudadano inválido que acudió a la última manifestación de Madrid. Entre otras cosas, esa maniobra está enviando a la sociedad un mensaje indignante: las víctimas no son de fiar; ergo, ¿ETA sí es de fiar? ¿Nos estamos volviendo todos locos?
Las cosas deberían estar muy claras; al menos, un día lo estuvieron. Hay dos campos: el de quien mata, que ha sido y es ETA, y el de quien muere, que ha sido y es el pueblo español; el de quien quiere romper España, que es ETA, y el de quien quiere mantener una nación unida, que es la inmensa mayoría de los españoles, sean del PP o del PSOE; el de quien desprecia hasta el crimen la democracia, que es ETA, y el de quien quiere vivir en democracia, que es la sociedad española en su conjunto. Si hay que elegir campo, nadie debería dudar de dónde está el lado malo y dónde el lado bueno. Pero el zapaterismo, con su absurda política de desprestigio de las víctimas del terrorismo, está confundiéndose de campo. Mal camino: los socialistas sólo conseguirán desprestigiarse a sí mismos.