Lo que los navarros quieren, muy mayoritariamente, ya lo hemos visto, y es exactamente lo que el PSOE está entorpeciendo: un gobierno foralista. navarro y español.


En Navarra están pasando cosas muy graves, cosas que es preciso poner negro sobre blanco para apreciarlas en su justa medida y pedir cuentas cuando llegue el momento de las urnas. Primero, es un fraude a la voluntad ciudadana que una coalición de partidos perdedores pueda desbancar al partido que ha ganado las elecciones; esto no sólo pasa en Navarra, sino en otros sitios, y cada vez más se está poniendo de relieve como una de las grandas tachas de la democracia española. Además, y muy especialmente en el caso navarro, es un fraude a la opinión pública que los ciudadanos, a estas alturas, no sepan cuál es la posición del Partido Socialista sobre el futuro de la comunidad foral: aún no sabemos si el PSN-PSOE, en sus negociaciones con los anexionistas vascos de Na-Bai, es partidario del amejoramiento del fuero dentro de la Constitución española, de una “eurorregión” vasconavarra, de instituciones comunes que preparen el camino a otra cosa o de todo lo contrario. Un partido que gobierna la nación española no puede escudarse tras la ambigüedad en un asunto decisivo, ni solventar la cuestión con alardes retóricos del tipo “Navarra será lo que los navarros quieran”. Lo que los navarros quieren, muy mayoritariamente, ya lo hemos visto, y es exactamente lo que el PSOE está entorpeciendo: un gobierno foralista. navarro y español.