Todo son añagazas perfectamente planificadas por un gobierno que sigue en conversaciones con la banda terrorista ETA.


Tras la manifestación convocada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo este sábado, desgraciadamente no llaman demasiado la atención los burdos intentos de disimular u ocultar la importancia de la convocatoria, tanto por parte del Gobierno socialista como de susmedios de comunicación afines. Manipular la cifra de convocantes o destacar por encima de la manifestación que Francisco José Alcaraz tendrá que comparecer ante los tribunales, todo son añagazas perfectamente planificadas por un gobierno que sigue en conversaciones con la banda terrorista ETA.

Sin embargo, sí que produce estupor escuchar de manera constante, por voz de los representantes del gobierno y sus medios de comunicación, el siguiente mensaje: «las víctimas del terrorismo no pueden opinar sobre la política antiterrorista». Por el contrario, los opinólogos eIntelectuales afines al gobierno no se privan de opinar sobre cualquier tema, considerados ellos mismos como verdaderos representantes de la inteligencia y la razón.

Pero en una sociedad democrática las cuestiones políticas, tanto refererentes la política fiscal como a la antiterrorista, son parte de la opinión pública y nadie puede apropiarse de la exclusiva de hablar sobre las mismas, ni menos aún de negarle a los demás su derecho a expresarse. Qué decir ya si esos mismos déspotas descalifican a terceros por haber sido víctimas de la violencia terrorista, por estar supuestamente «afectados psicológicamente» a causa de los atentados sufridos. No deja de ser sintomático que ese mismo rechazo a la voz del pueblo se convierte en alabanza en otras ocasiones. Cuando, curiosamente, las encuestas demoscópicas le dan la victoria al PSOE en las futuras elecciones.

Con tales manifestaciones, el gobierno socialista de España se comporta como si estuviera en la época del despotismo ilustrado, anterior a la revolución francesa de 1789 y por lo tanto a las democracias actuales. Todo para el pueblo, pero sin el pueblo. Tolera a quienes hablan bien De él, pero descalifica groseramente a quienes constituyen una verdadera rebelión cívica contra una política antiterrorista que pone en serio peligro a la Nación Española.

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA