Ahora es ETA quien marca la agenda política española; todos dependemos de ellos, de los terroristas. El Gobierno ha caído en la red que él mismo tendió.
Ha sido el rumor de la semana y aún hay quien espera que sea noticia en los próximos días: tras la excarcelación del terrorista De Juana, el Gobierno espera que ETA “haga un gesto” en la dirección de un cese definitivo (¿) de la violencia. Después, Batasuna podría presentarse a las elecciones. Con ello espera el Gobierno capitalizar, a la desesperada, su último rédito electoral.
Inspira una profunda tristeza ver no sólo al Gobierno español, sino a buena parte de la opinión “instalada”, esperando como agua de mayo el comunicado donde ETA “haga un gesto”. Hasta ese grado de indignidad nos ha llevado la política de Zapatero: ahora es ETA quien marca la agenda política española; todos dependemos de ellos, de los terroristas. El Gobierno ha caído en la red que él mismo tendió. De pena.
La nación española no puede subordinar su vida pública al “gesto” de quienes siempre han sido sus mayores enemigos. De ETA sólo cabe esperar un comunicado: aquel que declare su rendición, la entrega de las armas y su voluntad de ponerse en manos de la Justicia. Cualquier otra cosa será, como en el viejo cuento popular, cobijar en el propio pecho a la víbora yerta. Al final siempre muerde.