Esta protección explícita de la Unión Europea al entramado etarra nos ha dejado aún más desamparados ante el terror.


No hay tregua. Tras un largo y enlutado puente tragándonos lentamente el dolor por la muerte de otra víctima más de la ETA, esta mañana nos hemos levantado con una noticia cuando menos sorprendente: el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) con sede en Estrasburgo ha acordado admitir a trámite el recurso de Batasuna contra su ilegalización, en marzo de 2003, por el Tribunal Supremo. La noticia ha venido pues en el peor momento y sus efectos, nos tememos, no tardarán en llegar. Cuando los españoles no terminábamos de acostumbrarnos a recibir el varapalo de nuestras instituciones patrias -véase la reciente inclusión del entorno etarra en las corporaciones vascas- y sacudíamos nuestra atribulada conciencia con la indignación más o menos compartida entre gentes de bien, la mayor parte de la Justicia y algún que otro partido o heroicos medios a contracorriente, esta protección explícita de la Unión Europea al entramado etarra nos ha dejado aún más desamparados ante el terror y provocará, no cabe duda, una peligrosa desconfianza hacia nuestras instituciones supranacionales.

Porque Europa, no lo olvidemos, ha sido siempre sinónimo de Libertad: “cerebros dominadores sobre tiranías y crímenes, / manos que grapan la esperanza a la fuerza unánime”, como la definió el gran poeta belga Émile Verhaeren. Si, contra natura, la Corte de Estrasburgo acaba dándole la razón al terror separatista, vuelve a otorgar justificación legal a la banda y continúa promoviendo esta desenfrenada y loca carrera hacia la descomposición del continente en pequeñas naciones resentidas y llenas de odio, no sólo acabará perdiendo su razón de ser histórica -desnaturalizándose- sino que sembrará en viejas y grandes naciones como España el germen de una profunda desconfianza hacia las instituciones europeas. Algo muy, muy peligroso cuando el terror acecha y la sangre más noble aún se derrama.

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA