De momento, la A.V.T. ya ha convocado una manifestación para el 25 de noviembre, en Madrid. Todos tenemos el deber cívico de estar allí.


El español medio contempla las contorsiones del presidente Zapatero en torno al proceso negociador con ETA y exclama: “Él sabrá lo que hace”. Pero el español no lo dice confiado, sino con el ánimo desalentado de quien observa a un motorista enloquecido y augura un accidente inevitable. El problema es que la víctima de ese accidente no será la carrera política de Zapatero ni las expectativas electorales del PSOE, sino que seremos todos: la nación española en su conjunto.

Pase lo que pase en esta desquiciada carrera, acabe como acabe, con cesiones o con ruptura y nuevas bombas, ETA ya está saliendo legitimada, sus bases políticas y sociales ya están reforzadas, las instituciones del Estado ya están debilitadas y el secesionismo vasco ya ha encontrado un enorme impulso. Indigna pensar que todo esto no ha tenido otra finalidad que el interés electoral de un grupo de poder.

Ante semejante afrenta contra la dignidad de la nación, los ciudadanos tenemos que reaccionar. De momento, la Asociación de Víctimas del Terrorismo ya ha convocado una manifestación para dentro de quince días, el 25 de noviembre, en Madrid. Todos estaremos allí. Todos tenemos el deber cívico de estar allí.