El separatismo sigue socavando la nación y la responsabilidad apunta, muy directamente, a un Gobierno de España tan pusilánime en políticas como exuberante en logotipos.


Es grave que se atente manifiestamente contra la imagen del Jefe del Estado, como han hecho los separatistas catalanes este fin de semana al grito de “Borbones pim-pam-pum”, pero es mucho más grave que el atentado haya podido cometerse ante la presencia pasiva de la fuerza pública –la policía autonómica catalana-, que no controló a los violentos, sino que los escoltó, y que no movió un dedo para impedir que quemasen en efigie a los Reyes.

Esa actuación de la policía es intolerable. El Gobierno socialista-nacionalista de Cataluña debería depurar responsabilidades; ya sabemos que no lo hará. El Gobierno de España también debería tomar medidas; igualmente nos tememos que se limitará a acciones “periféricas”. El separatismo sigue socavando la nación y la responsabilidad apunta, muy directamente, a un Gobierno de España tan pusilánime en políticas como exuberante en logotipos.

Ahora habría que recordar aquello que dijo la ministra Salgado sobre los “problemas de convivencia” de quienes sufrieron la agresión separatista el pasado día 11. ¿Habrá dicho lo mismo la ministra a los Reyes? Por la boca muere el pez. La merluza, en este caso.