Muchos alcaldes, y no sólo nacionalistas, sino un buen número de ellos socialistas, desobedecen la ley en Cataluña, el País Vasco y Galicia.


Lo que ha hecho Yolanda Barcina, la alcaldesa de Pamplona, es algo más que una medida de urgencia: es un gesto casi poético, dada la situación por la que atraviesa España. Recordemos los hechos: el grupo probatasuno del consistorio pamplonés acostumbra, en sus ruedas de prensa oficiales, a apartar la bandera de España de la sala municipal. Para evitar esa ofensa a España y a la ley, Barcina ha optado por atornillar el mástil al suelo.

El grupo de ANV se ha visto así obligado a hablar ante la bandera nacional española o, alternativamente, convocar sus ruedas de prensa en el pasillo. En realidad, lo que ha hecho la alcaldesa es lo que deberían hacer todos los representantes institucionales en España: cumplir la ley y garantizar que la enseña nacional, símbolo de la unidad de todos, ondee bien visible. Muchos alcaldes, y no sólo nacionalistas, sino un buen número de ellos socialistas, desobedecen la ley en Cataluña, el País Vasco y Galicia. Con frecuencia, por miedo a la presión ambiental del separatismo. Yolanda Barcina les enseña el camino: atornillar la bandera.