Los macarras envalentonados del separatismo catalán amenazaron de muerte –entre otras cosas- al líder del PP en Barcelona. En respuesta, el Gobierno, por boca de la ministra Salgado, no ha censurado a los agresores, sino al agredido, al que ha reprochado padecer “problemas de convivencia”. Esto recuerda aquello que se decía en los ambientes separatistas del País Vasco cuando ETA mataba a alguien: “Algo habrá hecho”.
El episodio da la medida de hasta dónde ha llegado la miseria intelectual y moral de este Gobierno en su sumisión a los votos separatistas, a los que sigue considerando, por lo que se ve, indispensables para sostenerse en el poder.
Pocos días después, los mismos macarras envalentonados del separatismo catalán quemaban retratos de los Reyes de España. Se ignora si la ministra Salgado, con su acreditada perspicacia, ha reprochado a la Familia Real padcer “problemas de convivencia”.
¿Estupidez o maldad? Es difícil saber qué es peor.