No nos engañemos: esta flojedad de conceptos, este pensamiento débil no le está permitido a nadie que pretenda representar dignamente los intereses de la Nación española.
Ante la última bravuconada proveniente de un destacado dirigente secesionista, Artur Mas, («que se prepare España si el Tribunal Constitucional no acepta el Estatut», «que se prepare España si se parapeta tras la Constitución», «que se prepare España ante un futuro gobierno de concentración» -en realidad, el decantado político de las heces del pacto de Tinell-), proferida en un programa de televisión en presencia de alguien que, como José Bono, ex-ministro de Defensa de España y aspirante, según parece, a presidente del Congreso de los Diputados en la próxima legislatura, así como celebérrimo por su desenvuelta manera de envolverse con la insignia nacional en tiempos de tribulación, éste no ha tenido otra ocurrencia para defender «su España» de semejante actitud amenazante y facciosa más que respondiendo que las «las naciones son un invento». Esto, en el colmo del paroxismo, fue replicado por el propio Artur Mas, un creyente en la historia-ficción de naciones imaginarias: «las naciones son una realidad y un sentimiento» (y creyente también, según parece, en una peculiar metafísica de los afectos). A esta réplica, Bono ha tenido que añadirle otras proferidas posteriormente por parte de algunos de sus propios compañeros del PSC, que no han tardado en emitir sus juicios sumarísimos, como los de la titular de la cartera de vivienda, la señora Chacón: «que primero se informe y luego hable», porque «tiene un desconocimiento bastante importante respecto a lo que sucede». También tuvo a bien añadir doña Carmen que el enfoque del ex-ministro es «absolutamente minoritario» en el seno del PSOE, lo cual «se archidemostró» en el XXXV Congreso del PSOE que ganó Zapatero en el año 2000 -recordemos que con el apoyo del PSC, precisamente-. Además, la ministra ha sentenciado que «[…] La ideología y el camino del PSOE lo dirige Zapatero, con opiniones muy diferentes a las de Bono».
Las declaraciones de Bono podrían ser recibidas con cierto alivio por parte de algunos que hubieran perdido toda esperanza de recuperación en la actual directiva del PSOE, máxime cuando se tiene presente que fueron Mas y Zapatero los padrinos del «Estatut» de la discordia. Ahora bien, si, como dice Chacón, la tesis de que «las naciones son un invento» es la minoritaria en el seno del PSOE, ¿a qué naciones servirá, pues, el PSOE? ¿A qué naciones servirá, entonces, el señor Bono?
En realidad, no hay muchas más alternativas: toda forma de colaboración con la actual dirección disgregadora del PSOE es suicida para los intereses de la Nación española. No nos engañemos (y, menos, en tiempos de mercadeo electoral): esta flojedad de conceptos, este pensamiento débil no le está permitido a nadie que pretenda representar dignamente los intereses de la Nación española. La respuesta del señor Bono ante semejantes bravuconadas es más bien propia de una actitud vergonzante que no se atreve a afirmar con toda la rotundidad que la verdad permite que la única realidad política nacional realmente existente en España es España y, por tanto, que ésta es la única a la que se puede y debe servir.
FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA