Ante el sombrío horizonte judicial que se le viene encima a los miembros del gobierno sociatapodemita, el Ejecutivo decidió borrar un comprometido documento que se firmó el 10 de febrero, es decir, elaborado un mes antes de las manifestaciones del 8 de marzo; que, en rigor, y hay que dejarlo bien claro, no son por sí solas el origen de la bomba viral que ha arrasado España, pues a semejante tragedia contribuyeron todas las aglomeraciones que hubo en España, no sólo en Madrid, entre finales de febrero y principios de marzo, tiempo en el que empezó a descontrolarse el virus sobre la piel del toro (y no en Portugal).
Nos referimos al informe técnico de 20 páginas titulado «Nuevo coronavirus 2019-nCoV», en el que se resumía toda la información disponible hasta ese momento sobre el que sería un virus con proyección pandémica, y ya se decía que éste se transmitía de persona a persona. «La vía de transmisión entre humanos se considera similar al descrito para otros coronavirus a través de las secreciones de personas infectadas, principalmente por contacto directo con gotas respiratorias de más de 5 micras (capaces de transmitirse a distancias de hasta 2 metros) y las manos o los fómites contaminados con estas secreciones seguido del contacto con la mucosa de la boca, nariz u ojos».
Este documento, como otros, es muy importante para que salgan adelante las denuncias y ese horizonte sea efectivamente sombrío. Por eso el Gobierno decidió borrarlo de su página web. Y si ha sido eliminado será porque estos señores tienen algo que ocultar, algo que deja claro el documento y que sus señorías quieren oscurecer.
Pero resulta que el documento no ha sido borrado del todo, pues podemos acceder a un enlace que es un repositorio de todas las webs del mundo, es decir, una web donde se ha hecho una copia de su contenido y luego puede consultarse aunque haya sido borrado el contenido de la web original, como así ha pasado con este documento. De ahí que se diga que todo lo que se ha publicado en Internet nunca se borra del todo, aunque se intente eliminar. Y lo que se ha querido borrar persevera en el repositorio de Archive, lo cual se hace de manera automática. Esa web escanea y rastrea todo Internet en busca de nuevo material. Y cuando lo ve lo graba automáticamente. Es como un inmenso caché de todo lo que se ha subido a Internet desde al menos hace 20 años.
El 11 de febrero, el día después de que Simón y su equipo firmasen este controvertido documento, la OMS declaraba el coronavirus «enemigo público número uno del mundo», como -de algún modo- así lo ha sido. Su director, el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, daba una seria advertencia: «Si no actuamos con urgencia habrá más casos y más costes… Más allá del número de casos y muertes que cause, el problema es el gran trastorno político, económico y social que supone. Y un virus puede ser una amenaza más seria que cualquier acción terrorista».
El 2 de marzo el Consejo de la UE publicó un informe avisando de las «importantes incertidumbres» que podía ocasionar el coronavirus. El Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDE en sus siglas en inglés), organismo de la UE del que Simón es asesor, informaba que todos los países de la UE se encontraban en un escenario 1 (transmisión local), e iban avanzando rápidamente hacia un escenario 2 (que es el que padecía Italia y que significaba el aumento de las introducciones y la transmisión humano a humano); y también se contemplaban los escenarios 3 y 4 (y el escenario 0 sería aquél sin casos reportados).
El informe, sin obligar, advertía: «Las reuniones masivas, como eventos deportivos, conciertos, eventos religiosos y conferencias aumentan el número de contactos cercanos entre personas durante largos períodos, a veces en espacios cerrados. Por lo tanto, las reuniones masivas pueden conducir a la introducción del virus en la comunidad que alberga el evento y / o facilitar la transmisión y propagación del virus. Las medidas para reducir el riesgo que representan las reuniones masivas incluyen medidas de distanciamiento interpersonal para evitar el hacinamiento y medidas organizativas, como la cancelación o el aplazamiento de un evento. Durante los escenarios 1 y 2, la cancelación de reuniones masivas en la UE / EEE puede estar justificada en casos excepcionales (por ejemplo, grandes conferencias con un número significativo de participantes de un área afectada). La decisión de cancelar deberá ser coordinada por el organizador y la salud pública y otras autoridades nacionales caso por caso».
En España ya había transmisión local del virus (que se supiese desde el 26 de febrero cuando se dio en Sevilla el primer caso local), y esto suponía entrar en el escenario 1, en el que también estaba la Comunidad de Madrid desde finales de febrero, cuando al menos dos pacientes dieron positivo en el hospital de Torrejón de Ardoz sin que hubiesen salido de España.
El 6 de marzo el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias elaboró otro informe que simplemente era una actualización y ampliación del informe del 10 de febrero y que se titulaba «Informe técnico de la enfermedad por coronavirus, Covid-19». Los expertos firmantes de ambos documentos no coinciden del todo y son 14 más Fernando Simón: Laura Díez Izquierdo, Monserrat Gamarra Villaverde, Lucía García-San Miguel Rodríguez-Alarcón, Pello Latasa Zamalloa, Susana Monge Corella, Lina Parra Ramírez, Jesús Pérez Formigó, Óscar Pérez Olaso, Lidia Redondo Bravo, María José Sierra Moros, Berta Suárez Rodríguez, Eva Fernández Bretón, Angélica Ortega Rivera y Adriana Román Vidal.
Pues bien, en este nuevo informe, publicado a las puertas del fin de semana, se insistía en la peligrosidad de contagio por las «secreciones de personas infectadas, principalmente por contacto directo con gotas respiratorias de más de 5 micras (capaces de transmitirse a distancias de hasta 2 metros) y las manos o los fómites contaminados con estas secreciones seguido del contacto con la mucosa de la boca, nariz u ojos». Pero ahora se añadía algo muy importante, como la transmisión por casos asintomáticos, que eran los peligrosos de cara a la propagación del virus: «En contextos sin transmisión comunitaria se han descrito algunos casos en los que pudo ocurrir transmisión a partir de casos asintomáticos. Inicialmente se describió un caso de transmisión a partir de una paciente asintomática en Alemania, que posteriormente desarrolló síntomas (27, 28). En una provincia de China con escasa transmisión comunitaria se ha descrito un agrupamiento intrafamiliar en el que se detectaron varios casos secundarios a partir de un caso asintomático procedente de Wuhan. En este agrupamiento, el caso índice, al igual que el de Alemania se encontraba en periodo prodrómico (29). Por último, se han descrito también otros agrupamientos en los que el caso índice estaba asintomático y permaneció asintomático durante el periodo de seguimiento (30-33)».
Como pasó con el informe del 10 de febrero, este informe también fue borrado de la página web del Ministerio de Sanidad. Hay que borrar la huella del crimen y hacer como que no se sabía. Pero lo que se sabía era que permitir -y lo que es peor- alentar a las masas a que se reuniesen y manifestasen era lo último que se debía hacer con esos documentos en la mano. ¿O es que acaso se puede demostrar con documentación que no se sabía?
Daniel López. Doctor en Filosofía