Texto para el Observatorio de la Nación del mes de mayo de 2016


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Estimados Amigos de la Nación y simpatizantes de nuestra Fundación:

Enmedio de una precampaña electoral de cara a unos comicios repetidos con fecha para el próximo 26 de Junio, diversos movimientos se están produciendo en la previa de un proceso electoral que amenaza con dejar en vía muerta el Gobierno de nuestra Nación, o lo que es lo mismo, prolongar sine die la situación de gobierno en funciones por mor del bloqueo que presumiblemente (sondeos en la mano) seguirán estableciendo los perdedores de los comicios a celebrar a finales del próximo mes, contra la lista más votada, el Partido Popular, que es curiosamente la única que incluye explícitamente en su programa la defensa de la Nación Española, que motivó hace ya una década el surgimiento de nuestra Fundación.

Precisamente, en esta precampaña se hacen cada vez más evidentes los movimientos que en las sectas separatistas, y en aliados suyos como el partido no nacional Podemos, se están realizando tanto en la Nación Española, como a escala de la Unión Europea. Este fin de semana, curiosamente, los militantes de Convergencia Democrática de Cataluña, el antiguo partido fundado por Jorge Pujol hace ya más de cuarenta años, han decidido en un congreso, por mayoría de votos, que deje de existir el partido y se refunde. La espiral de delirio separatista y de alcanzar una independencia imposible por todos los medios, llegando incluso a adoptar como propia la bandera estelada, ha sido la principal causa del desgaste del otrora casi dueño absoluto del gobierno de la Generalidad durante mucho tiempo; Arturo Mas mediante, y pese a retener in extremis el gobierno catalán, la vieja Convergencia apenas mantendría el trece por ciento de los sufragios en unas hipotéticas elecciones autonómicas que tuvieran lugar hoy, siendo ERC y la confluencia de Podemos en Cataluña, En Común Podemos, quienes se disputarían el poder en Cataluña tras el fracaso del proceso de independencia unilateral, frenado ante la simple invocación a la ley de Mariano Rajoy y el Tribunal Constitucional.

No podía ser de otra manera que Podemos, enfrascado en lograr superar al PSOE en votos y escaños (el tan invocado «sorpasso»), y que se ha embarcado en una coalición con la extinta agrupación Izquierda Unida, siga intentando recomponer su posición ante los anuncios de varias de sus confluencias de separarse del partido de Pablo Iglesias Turrión; por ello, nada mejor que mostrar al mundo su querencia por el separatismo antiespañol, para asegurarse que ese bulto cada vez más amorfo que representa la formación morada, siga manteniendo una posición de privilegio, cuando menos similar a la conseguida en las frustradas elecciones del 20 D.

Sólo así cabe interpretar la presencia del etarra Arnaldo Otegi en el Parlamento Europeo hace casi un mes, invitado por Podemos e Izquierda Unida en un ensayo de su inminente coalición formal, bajo el argumento de ser «un hombre de paz», verdadero ejemplo de manipulación de los conceptos, donde a los crímenes de una banda terrorista imbuida en una ideología delirante que aspira a la destrucción de la Nación en la que opera, se le denomina como «conflicto político» o «guerra», dando por supuesto que el País Vasco viene a ser como el Ulster irlandés, ocupado de forma imperialista durante siglos por Inglaterra. No menos destacable es la presencia de Compromiso, que gobierna en Valencia junto al PSOE, entre las confluencias podemitas, una secta separatista cuyo lema inequívoco es que «los catalanes no son españoles» y que «sin Valencia no habrá independencia» de los delirantes y fantasiosos «Países Catalanes» con los que los sediciosos de la franja mediterránea pretenden arrancar tan significativa parte de nuestra soberanía nacional para formar su aborto de nación.

Pero la crisis de la Nación Española, la verdadera crisis de una España amenazada por diversos grupos de sediciosos, no tendría tanta presencia y predicamento de no ser por espectáculos mediáticos y de carácter global donde se permite a las sectas separatistas y sus simpatizantes exhibir músculo. Tal es el caso de la reciente Final de la Copa del Rey de Fútbol, disputada entre el Sevilla Fútbol Club y el Fútbol Club Barcelona, en la que como sucedió en otras finales donde aparece un equipo que comulga con las ideas sediciosas, se produjeron, de parte de la afición barcelonista, nuevamente graves ultrajes al Himno Español en la forma de sonoros abucheos y pitidos estridentes, impidiendo así la audición de nuestro Himno Nacional. Asimismo, se portaron las banderas sediciosas esteladas, las mismas que simbolizan la violencia separatista contra todo lo que sea común a los españoles en Cataluña, y la xenofobia de quienes dicen que, por ser catalanes, ya poseen un ADN diferente al del resto de españoles; la misma enseña que organismos del prestigio y peso de la UEFA han prohibido en reiteradas ocasiones, pues según su ajustado criterio en este caso, constituyen un caso flagrante de politización sectaria de una competición deportiva.

En primera instancia, la Delegada del Gobierno en Madrid, Concepción Dancausa, prohibió la presencia de banderas separatistas catalanas, las «esteladas», siguiendo el espíritu de la letra de la Ley del Deporte, donde dice expresamente que se prohibirán los «símbolos, emblemas o leyendas que, por su contenido o por las circunstancias en las que se exhiban o utilicen de alguna forma inciten, fomenten o ayuden a la realización de comportamientos violentos o terroristas, o constituyan un acto de manifiesto desprecio a las personas participantes en el espectáculo deportivo». Desgraciadamente, no tardó en aparecer en escena un juez del juzgado número 11 de lo Contencioso Administrativo de Madrid, que sentenció, siguiendo la estela de los jueces Santiago Pedraz y Fernando Andreu, que ante el recurso presentado por una asociación de juristas catalanes, no se podía violentar la libertad de expresión de los sediciosos, y pasando por encima de las indicaciones de la UEFA y otros organismos deportivos, autorizó la presencia de esteladas en el Estadio Vicente Calderón, sede de la final. Curiosamente, el juzgado número 15 de idéntico negociado jurídico sentenció precisamente lo contrario ante el recurso planteado por el Fútbol Club Barcelona…

El juez, en su prevaricadora sentencia, no sólo dejó de lado que la estelada no es, al contrario de la señera, una bandera constitucional, puesto que siempre luce en inequívoca confirmación de este hecho en soledad, sin la bandera de la Nación Española al lado, sino también el propio proceso separatista en Cataluña y su identificación de semejante intento de sedición de ese símbolo siempre presente en primera línea; una enseña utilizada por los separatistas antiespañoles para manifestar su más explícito odio, de carácter xenófobo, contra la Nación Española, no es tolerable en espectáculo deportivo alguno. Ni siquiera «como manifestación de una ideología política o creencia», tal y como pretende justificar este juez a la hora de aplicar la suspensión cautelar sobre la medida adoptada por Delegación del Gobierno en Madrid, puesto que la sedición y las injurias a nuestra Nación (reconocidas en el Artículo 543 del Código Penal como «Ultrajes a España») no caben ser clasificadas dentro de la libertad de expresión. Para semejante juez también será seguramente «libertad de expresión» la declaración unilateral de independencia del Parlamento de Cataluña del año 2015, que sin embargo no puede ser considerada una mera expresión de una ideología política, sino, como se cuidó de aclarar pertinentemente el Tribunal Constitucional, de una resolución ilegal, puesto que, de ser llevada a la práctica, constituiría una vulneración de la ley y un ataque a la soberanía nacional española.

Conviene en consecuencia pensar la línea que nuestra Fundación debe seguir en este mes previo a la repetición de las elecciones generales el próximo 26 de junio, analizando los movimientos que las sectas separatistas y sus cómplices realizan para incrementar la amenaza contra nuestra Nación. Así, en este Observatorio se recogerán las sugerencias que tengan a bien plantear nuestros simpatizantes y amigos, abriéndose un debate sobre las posibles soluciones existentes para este momento tan comprometido en el que se encuentra nuestra Nación Española.

Fundación Denaes, para la Defensa de la Nación Española.