Las negociaciones y la legislatura han llegado este mes de agosto en medio de un bloqueo político y una investidura aún incierta. La salida de Vox de la mesa del Congreso tras la decisión del PP por no cederle sus votos, ha producido disconformidad no solo a los de Santiago Abascal, sino también a muchos votantes del partido liderado por Alberto Núñez Feijóo Es la primera vez en la historia que un partido se quede sin representación en la Cámara siendo actualmente la tercera fuerza política. Sin embargo, PSOE, PP y Sumar se han repartido las cuatro vicepresidencias.
A pesar de todas las artimañas que pretende desplegar el gran ególatra de Pedro Sánchez, su majestad el rey Felipe VI se ha decantado por proteger la unidad y el funcionamiento regular de las instituciones, tal y como se registra en el artículo 56 de nuestra Constitución, y a través de la Presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, comunicó la decisión tomada tras la ronda de consultas realizada en Zarzuela, donde el candidato propuesto finalmente fue el líder de la formación azul, Alberto Núñez Feijóo.
Armengol, que tiene entre sus funciones fijar una fecha para la investidura, ha elegido el debate para el 26 y 27 de septiembre, tras conversar con el líder del PP. Ahora es el momento de que las formaciones se pongan manos a la obra para poder conseguir una mayoría. Coalición Canaria ya ha mostrado su apoyo a través de un acuerdo firmado de 25 puntos en el cual votaría a favor de Feijóo si el rey le designaba como candidato, situación que sucedió horas después de dicha rúbrica. Para ello debe cumplirse la Agenda Canaria incluyendo medidas de carácter estatal que consideran imprescindibles para el actual contexto social y económico en todo el Estado.
Ahora viene lo complicado para Feijóo porque si cuenta con los 33 escaños de Vox, más el escaño de Coalición Canaria, le siguen sin salir las cuentas, ya que le faltarían otros 4 escaños más para lograr la mayoría absoluta. Poco margen de maniobra le queda al líder gallego, al cual no le quedaría otra opción que dialogar con el Partido Nacionalista Vasco. ¿Y cuál es el precio? Elías Bendodo ya manifestó en unas declaraciones que solo sería posible recabar apoyo en fuerzas nacionalistas, por lo tanto incluir a los de Abascal no entraría en ninguna de sus ecuaciones. Desconocemos también si Vox estaría muy de acuerdo en este pacto de coalición, ya que los proyectos de cada formación son divergentes. Si fuera finalmente así, quizás depender de los nacionalistas podría reforzar a la oposición en un futuro próximo. Quedan más sorpresas, puesto que el jefe de la ejecutiva popular se muestra dispuesto a entablar negociaciones con Puigdemont para lograr la investidura, situación que resulta inesperada.
¿Y si en una utopía, el presidente de la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha, Emiliano García-Page, cediera 4 escaños en la votación? Se ha enfrentado en otras ocasiones al discurso de Sánchez, argumentando que no era tolerable pactar con los delincuentes su propia condena y que era un momento grave para la política española. Podría así demostrar su lealtad a España y enseñar realmente de qué lado está.
Después de todo, está claro quién ha mostrado la verdadera lealtad a España con generosidad, tendiendo la mano para poder acabar con el sanchismo que tanto nos ahoga, a las empresas, a los autónomos, al sector primario y al ciudadano de pie. Ahora sí es el momento de establecer una estrategia común, con el propósito de evidenciar la unidad, hacer cumplir las leyes y la Constitución vigente con fuerza y honor.
Patricia Rodríguez Corchado