El comunicado de ETA ha causado sorpresa y, desde luego, preocupación.


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CHARO ZARZALEJOS

El despertar en La Mareta fue más temprano y menos agradable que el de otros días. El presidente del Gobierno tenía conocimiento puntual del inesperado comunicado de ETA. A primera hora de la mañana y tras cambiar impresiones con algunos del denominado «núcleo madrileño» -Pérez Rubalcaba, López Garrido, Blanco y Fernández de la Vega- y de manera especial con su ministro de Interior, el jefe del Ejecutivo tomó una doble decisión: silencio del Gobierno y respuesta mínima del PSOE. La posición del presidente es la de mantener la estrategia iniciada hace ya muchos meses y evitar cualquier polémica pública sobre el proceso abierto con ETA. Mientras, en el País Vasco las fuerzas políticas se manifestaban ante el citado comunicado reclamando para sí el protagonismo político e invitando a ETA a que resuelva sus asuntos con el Gobierno. Sólo el PP se dirigió al Ejecutivo para pedirle que dé marcha atrás en su actual estrategia.

Al menos por el momento no es esa la intención del Ejecutivo, que ayer solventó el comunicado de la banda a través de Alfonso Perales -ajeno por completo a la gestión del proceso- quien se limitó a leer una nota escueta «pero muy clara», según se añade en medios socialistas. En términos muy similares hablaba desde Bilbao el socialista Rodolfo Ares. Ni en una ni otra intervención hubo nada improvisado y ambas respondían de manera fiel a las órdenes dadas por el presidente. A lo largo de todo este proceso, son precisamente las declaraciones del presidente las únicas que realmente son referente para la organización terrorista. Lo que digan los demás ayuda a crear ambiente, pero la autoridad reconocida es la de Rodríguez Zapatero.

El comunicado de ETA, que no se produce por presión de sector alguno ni se trata de una salida para consumo interno, ha causado sorpresa y, desde luego, preocupación, pese a que las grandes líneas del mismo vienen siendo anunciadas desde hace tiempo por dirigentes de la izquierda abertzale. Fue Pernando Barrena el que hace semanas advirtió que el proceso era reversible y tanto él como el propio Otegi vienen centrando el debate político; es decir, en la autodeterminación y la territorialidad, la clave para que el proceso acabe bien. Para ello urge la creación de la denominada mesa política. En este comunicado, ETA viene a decir lo mismo con la única novedad de tratar al PNV y al PSOE en pie de igualdad, cuando en realidad han sido los socialistas los únicos que han protagonizado los pasos que se han venido dando desde hace dos años. Pese a ello, ETA hace referencia expresa al PNV porque no es novedad que en la izquierda abertzale aglutinada en Batasuna se ve al PNV liderado por Josu Jon Imaz como escasamente comprometido con los objetivos políticos compartidos por el resto del nacionalismo. Esta referencia al PNV en pie de igualdad con el PSOE no se ha pasado por alto entre los conocedores del proceso en Madrid, que admiten que les ha sorprendido. El PNV, que ha tomado nota, optó por no darse por aludido. Los nacionalistas de Imaz han apoyado las iniciativas del presidente, pero en esta ocasión, a diferencia del 98, su protagonismo ha sido bien escaso. «Nosotros -dicen- ya tuvimos nuestra experiencia».

No ha habido contacto oficial

Hasta donde ha podido saber ABC, todavía no se ha producido ningún contacto oficial entre las personas designadas por el jefe del Ejecutivo y los interlocutores de ETA y aunque públicamente todos los partidos han centrado sus intervenciones en negar a la banda cualquier legitimidad política, de puertas adentro los partidos nacionalistas en su conjunto consideran que la denominada «mesa técnica» hace tiempo que debería haber estado operativa. Creen en sectores muy próximos al proceso que «Zapatero está demasiado confiado. Cree que controla todo y está tirando demasiado de la cuerda y eso se debe estrictamente a motivos de cálculo político. Lo razonable es haber avanzado más de lo que se ha hecho».

Curiosamente, ETA no hace referencia alguna a sus contactos con el Gobierno ni urge a celebrar reunión alguna de esa mesa técnica en la que se abordaría su disolución. Su urgencia es la estrictamente política en la medida que el «alto el fuego» sirve precisamente «para facilitar» el debate político. Sin que éste se produzca y sin que llegue a las conclusiones -autodeterminación y territorialidad- consideradas necesarias para acabar «con el conflicto», ETA no dejará las armas.

Todo esto tanto ETA como Batasuna lo han venido dejando claro a lo largo de las últimas semanas. Sin embargo, todas estas intervenciones han sido interpretadas por el Ejecutivo, o bien como un mero afán de protagonismo, o bien como mensajes de consumo interno en la medida en que -siguiendo las tesis oficiales- hay sectores de la izquierda abertzale que presionan a la dirección. «Nunca como ahora la izquierda abertzale ha estado unida. Hemos tenido mucho tiempo para la reflexión», se aseguraba ayer mismo desde estos sectores.

En medios politicos vascos, próximos al proceso, se tiene la convicción de que en los contactos previos al alto el fuego «se ha hablado de todo», pero no creen que existan «compromisos cerrados». «Es más probable -se apunta- que se haya hablado en términos que hayan podido generar expectativas porque sin expectativas, no hay que engañarse, ETA no da una tregua. Si tiene dificultades deja de actuar pero no da una tregua que para ellos es una decisión estratégica».

Si los «tiempos» del Gobierno se mantienen no debería faltar mucho para que ese primer contacto oficial se celebrara. Dada la situación, el presumible orden del día no sería constatar la «inequívoca voluntad de ETA» de dejar las armas, sino que versaría, al menos por parte de la organización terrorista, sobre los pasos a dar para que el abandono de las armas fuera posible. De lo que ocurra, el presidente mantiene el compromiso de que el ministro de Interior comparezca en septiembre ante el Parlamento.

El comunicado de ETA también ha sido examinado en medios antiterroristas del País Vasco. Éstos recuerdan que nunca ETA ha dicho que su abandono de las armas sea irreversible y señalan que la organización terrorista no rompería el alto el fuego sin anunciarlo previamente. «ETA siempre ha anunciado sus treguas por escrito y por escrito las ha roto. Si esto llegara a ocurrir, lo anunciará de manera oficial. ETA es muy rectilínea en su comportamiento y no hay motivos para pensar que ahora haría las cosas de manera distinta». En estos mismos medios se tiene la convicción de que la organización terrorista «ha levantado» acta de todos los contactos que ha propiciado el alto el fuego.