La hija de Claudia Hernández, de sólo cuatro años y medio, debe trasladarse media hora cada día en autobús hasta Betxí, donde sus padres han encontrado un colegio privado que imparte las clases en castellano. El próximo curso le acompañará su hermano, lo que supone a sus padres «un gasto excesivo». Pero no tienen alternativa, ya que ningún colegio de Benicásim garantizaba su derecho a educar a sus hijos en esta lengua.


Martes, 20-01-09

L. D.

VALENCIA. La hija de Claudia Hernández, de sólo cuatro años y medio, debe trasladarse media hora cada día en autobús hasta Betxí, donde sus padres han encontrado un colegio privado que imparte las clases en castellano. El próximo curso le acompañará su hermano, lo que supone a sus padres «un gasto excesivo». Pero no tienen alternativa, ya que ningún colegio de Benicásim garantizaba su derecho a educar a sus hijos en esta lengua.

«Yo soy madrileña y mi marido es italiano, y queremos que nuestros hijos estudien en castellano, ya que es una lengua que hablan 400 millones de personas y es la lengua que tendrán que hablar si quieren ir a la universidad fuera de la Comunidad Valenciana». A pesar de todo, su deseo sólo se ha podido llevar a la práctica en la escuela privada ante la falta de líneas en castellano en Benicasim, por lo que denuncian que «nosotros con nuestros impuestos estamos pagando una escuela pública que luego nos excluye y que, además, no se corresponde con al realidad social».

Claudia defendía ayer que sus hijos «estudien en castellano con asignaturas en valenciano, porque es parte de nuestro patrimonio cultural, pero no a la inversa».

No es la primera vez que Claudia se enfrenta al problema de la lengua. «Yo nací en Madrid, pero cuando estaba en el instituto vine con mis padres a vivir a Castellón. La mayoría de las clases eran en castellano, pero había varias asignaturas en valenciano, una lengua que no entendía ya que nunca se había hablado en mi familia. En el centro me dijeron que si quería hablar castellano que me fuera de la Comunidad». Entonces se sintió impotente y sin recursos para luchar contra el sistema, por eso cuando conoció la existencia de la plataforma no dudó en llamar, ya que «juntos podemos defender nuestros derechos».