El Mundo

El president de la Generalitat, Artur Mas, ha señalado que no existe contradicción entre la idea que defiende el Govern de una «transición nacional» para cambiar las relaciones entre Cataluña y España y los pactos que pueda establecer su formación con el Partido Popular en Cataluña para tirar adelante la legislatura.

Mas, que ha sido entrevistado por la directora de la televisión catalana, Mònica Terribas, se defendió una y otra vez de los embates de la periodista que cuestionaban su buena sintonía con los populares y su posible entendimiento en la futura aprobación de los Presupuestos. De hecho, el president ha negado hasta en tres ocasiones que la decisión de dar un tijeretazo en la televisión catalana, con la supresión de canales y la reducción de presupuesto, sea fruto de un pacto con el partido que preside Alicia Sánchez-Camacho en Cataluña.

Para el president, en este sentido, la alternativa de convocar elecciones anticipadas existe y está dispuesto “a jugarse el Gobierno” si no puede gobernar como le gustaría hacerlo y si otros partidos políticos catalanes no le dan el apoyo que necesita.

El president ha defendido su política de recortes y aunque asegura que no se arrepiente de ninguna de las medidas adoptadas, como la supresión del impuesto de sucesiones que ahora habrían reportado ingresos a las arcas de la Generalitat, porque constaban en el programa electoral y “los gobernantes han de ser muy creíbles, y ante decisiones que requieren tanta comprensión es fundamental generar confianza”.

Con todo, Mas ha reconocido que “le han dolido” algunas de las iniciativas en asuntos que “no son agradables”, pero enseguida ha recalcado que la situación en que le dejó el tripartito era similar a la de “un náufrago en medio del mar y sin ver ni siquiera la costa”.

Sacrificio de los funcionarios
Para lograr el ahorro de 2.000 millones de euros que necesita alcanzar en 2012, además de la previsión de venta de empresas públicas y patrimonio por valor de mil millones de euros, el president ha defendido la necesidad del sacrificio de los funcionarios, que negocian estos días un plan de recortes que les ha presentado el Departament de Governació, si bien Mas ha admitido que ve “muy difícil” que lleguen a un acuerdo. “Quien marca el camino recibe bofetadas”, ha señalado Artur Mas, que ha insistido en que quiere que Cataluña no sea “un país de pandereta” sino un “ejemplo” en el sur de Europa

El president ha defendido entre las medidas de ajuste la implantación de una tasa turística por pernoctación en Cataluña, que podría reportar unos 45 millones de euros al año si se fijara según sus palabras en “algo menos que un café” en torno a un euro, por visitante. La medida era una de las que está en estudio para aumentar la capacidad de ingresos de la Generalitat y reducir el abultado déficit. La medida se impondría tras una negociación con el sector.