Ballesteros, que prestó juramento, dijo sentirse «muy bien» y admitió que podría volver a jugar en alguna exhibición

Severiano Ballesteros, en el momento de la jura. /EFE
PILAR CHATO| SANTANDER
Llego entre aplausos y se marchó entre apretones de manos, abrazos y palabras de ánimo. Severiano Ballesteros le restó parte del protagonismo al acto de jura de bandera en el Paseo de Pereda. Hasta la ministra de Defensa, Carme Chacón, se demoró un instante con él cuando saludó a las autoridades presentes.
La ministra, según explicó el propio Ballesteros, le dio las gracias por haber acudido al acto, mientras éste la felicitaba por un nombramiento, el de responsable de Defensa, «muy complicado».
La de ayer fue la segunda salida en público del golfista de Pedreña tras ser operado de un tumor en la cabeza hace unos meses. Acompañado de su hermano Baldomero se sentó en la tribuna de autoridades y siguió todo el acto. Se acercó a pie hasta la bandera para prestar juramento, en el mismo grupo en el que lo hicieron las autoridades regionales. Un gesto que, dijo, ha sido «un orgullo y un honor».
Traje y corbata gris oscuro, camisa blanca, más delgado pero con una serena sonrisa, para Ballesteros lo más bonito, a parte del desfile, fue ver todo el Paseo de Pereda lleno de banderas de España «debería ser así todo el año».
Se permitió alguna broma sobre su salud: «estoy muy bien, mejor que antes porque ahora me han quitado la parte mala». No descartó coger de nuevo los palos para alguna exhibición o conferencia para «ayudar a esa gente que está pasándolo tan mal o peor que yo».
Cuando se le preguntó por la reacción de la gente al verle llegar, aseguró que es «muy bonito que en tu tierra te sientas querido». Ballesteros y su lucha contra la enfermedad se han convertido en un referente.
El golfista lo sabe, lo percibe, y dice que lo intenta porque «estamos para ayudar a los demás, si está en nuestras manos».