Al autor lo eligió un jurado que destacó su arte para reflejar una sociedad conmocionada. El escritor recibirá 125.000 euros, que es el nuevo monto del máximo galardón de las letras en habla hispana.

JURADOS. Juan Gelman, Antonio Gamoneda (premios Cervantes 2007y 2006, respectivamente) y el ministro de Cultura español, César Antonio Molina. GENTILEZA IRENE BENITO
MADRID (por Irene Benito, especial para LA GACETA). – Ansiedad y expectación: la prensa convocada en el Ministerio de Cultura especulaba sobre la identidad del ganador del Premio Cervantes 2008, el más importante galardón literario en lengua castellana. Como en la edición pasada había sido concedido al argentino Juan Gelman, este año le tocaba –-de acuerdo con una tradición no escrita– a un escritor nacido español. Juan Faneca Roca, Juan Marsé por adopción, es desde ayer por la tarde el primer Premio Cervantes que elige un jurado reformado para dar más participación a las instituciones vinculadas con la cultura y las Letras hispanoamericanas en desmedro de los organismos dependientes del gobierno.
«En el caso de Marsé hemos valorado la decidida vocación por la escritura aún en momentos extraordinariamente penosos de su vida; su capacidad para reflejar una sociedad conmocionada como es la España de la posguerra; su aptitud para constituirse en modelo para otros escritores y su asombrosa sensibilidad para reflejar en la dimensión lingüística lo que es el castellano hablado en Cataluña», explicó José Manuel Blecua, presidente de un jurado que integró en representación de la Real Academia Española (RAE). Esta institución, según comentó, fue una de las que propuso al autor de la novela «Últimas tardes con Teresa» (1965).
Saldando deudas
Marsé, de 75 años, nació en Barcelona en 1933. El ministro de Cultura César Antonio Molina afirmó que, de alguna manera, este premio era una manera de saldar una vieja deuda con Marsé, que sufrió con violencia los efectos de la Guerra Civil española. Aunque, luego, especificó que el Cervantes no busca liquidar cuentas sino agradecer una gran obra literaria. «Marsé es un escritor familiar, que ayudó a formar a mi generación y enseñó a ver el mundo de una manera crítica», zanjó el ministro.
La elección del autor de «Rabos de lagartija», cuya obra está poco divulgada en Argentina, coincide con el período de revisión institucional de la dictadura de Francisco Franco que abrió la Ley de la Memoria Histórica, adoptada por el Congreso español en diciembre de 2007. El endurecimiento de los nacionalismos, además, ha implicado en los últimos años una convivencia difícil entre el castellano y el catalán, lengua cooficial de Cataluña. La obra de Marsé, según Blecua, es un refugio para esa disputa. «Ha dado vida a personajes que, en su hablar, reflejan el fenómeno del contacto entre ambas lenguas», expresó el académico de la RAE.
Presente en la lectura del fallo por su condición de ganador del Premio Cervantes en 2007, Gelman puso la nota de humor cuando matizó que, si bien los premios no saldan deudas, permiten al premiado saldar sus deudas personales (el Cervantes está dotado con 125.000 euros –540.619 pesos–). «A mí me resulta muy interesante cómo, con una economía de medios y una precisión en los adjetivos que pocas veces se encuentra, Marsé logra transmitir la preocupación por el otro y por sí mismo en relación con la lengua. Es un escritor que ha contribuido a la renovación de la novela en lengua castellana», agregó Gelman con inconfundible cadencia porteña.
Desde 1976, el rey Juan Carlos I entrega el Premio Cervantes en una ceremonia que tiene lugar en Alcalá de Henares cada 23 de abril, en la jornada que los hispanohablantes conmemoran el fallecimiento del genial autor de «El Quijote de la Mancha».