La portavoz batasuna Goirizelaia reclama al Gobierno que la formación recupere su actividad política.


20060826100202.jpg26-08-2006-La Razón

Bilbao- Batasuna burló una vez más su ilegalización para presionar al Gobierno con una manifestación a favor de la autodeterminación que transcurrió por las calles de Bilbao en el Día Grande de sus fiestas, entre coros a favor de la independencia y de los presos de la banda terrorista ETA. La formación proscrita no convocó la marcha, lo hicieron un grupo de ciudadanos «abertzales y de izquierdas» entre los que figuran siete candidatos de la entonces Euskal Herritarrok. Pero participó en ella sin dejar de recordar sus exigencias desde un estudiado segundo plano, como ocurrió el pasado 13 de agosto en San Sebastián. Hasta una decena de dirigentes batasunos, entre los que se encontraban Joseba Permach, Joseba Alvárez, Pernando Barrena, Karmelo Landa y Eusebio Lasa, estuvieron presentes en la protesta. Ahora bien, no la encabezaron para sortear una posible prohibición por su vínculo directo con la convocatoria.

Bajo una lluvia intermitente, y presidida por una gran ikurriña y una pancarta con el lema «Autodeterminación para Euskal Herria», arrancó la marcha a unos metros de distancia de un fuerte dispositivo policial, compuesto por cinco dotaciones antidisturbios de la Ertzaintza que vigilaron su transcurso sin tener que intervenir.

Antes de comenzar el recorrido, la integrante de la Mesa Nacional de Batasuna Jone Gorizelaia denunció que los derechos de la formación ilegalizada son vulnerados al impedirle «ejercitar su actividad política». De esta situación «muy grave» responsabilizó al PSOE, a quien pidió pasos en este sentido como la puesta en marcha de la mesa de partidos, toda una «prioridad» para la izquierda abertzale que espera así batirse el cobre en la arena política sin tener que legalizarse.

Las exigencias al Gobierno socialista también se refirieron a los presos de ETA, cuya situación «dificulta las cosas», advirtió Goirizelaia. La dirigente abertzale pidió que se den pasos a favor de este colectivo y recordó la situación del recluso etarra Iñaki De Juana Chaos, en huelga de hambre para reclamar su libertad. A la marcha sólo se refirió para constatar que supone «un grito por el derecho de manifestación, de los derechos civiles y políticos y de la autodeterminación».

Durante media hora, miles de personas recorrieron el centro de la capital vizcaína, bien en silencio, bien al grito de «Democracia para Euskal Herria» o «Independencia». Los presos de ETA tuvieron espacio propio, con consignas en las que se pedía su regreso «a casa» y con colectas -que se organizaron antes de comenzar la manifestación- para los viajes de sus familiares a las cárceles en las que encuentran. La simbología, yerma de cualquier referencia a Batasuna, estuvo marcada por múltiples ikurriñas que sobrevolaron la marcha junto a banderas palestinas y libanesas.

El acto político con el que culminó la marcha corrió a cargo de dos de sus organizadores. Al llegar al Ayuntamiento de Bilbao, tras media hora de recorrido, tomaron la palabra para recordar a los presos de ETA y pedir al PSOE que cesen «los ataques contra Euskal Herria», en un discurso idéntico al de Batasuna. Los dos intervinientes también pidieron a las formaciones vascas que logren un acuerdo que recoja el «derecho a decidir» del País Vasco y Navarra y recriminaron al alcalde de Bilbao, el peneuvista Iñaki Azkuna, haber izado la bandera española.