Ni las encuestas, ni los resultados electorales (y menos aún los referendos independentistas) ponen de manifiesto un deseo de secesión en Cataluña. Todo lo contrario.


Redacción

Porcentaje de participación en las elecciones autonómicas de Cataluña (Gráfico: ’La Vanguardia’).

Porcentaje de participación en las elecciones autonómicas de Cataluña (Gráfico: ’La Vanguardia’).

Domingo, 6 de febrero de 2011 | Las apelaciones a favor de la vía independentista en Cataluña chocan con la realidad sociológica y electoral de la comunidad que no solo no se considera mayoritariamente secesionista sino que el número de partidarios no crece, aunque hagan más ruido. Esta es la realidad, cuando se analizan los resultados electorales.

Un reportaje publicado este domingo en La Vanguardia viene a desmontar lo que cada día firman muchos de los propios columnistas –que se arrogan la voz de los ciudadanos de Cataluña– del diario del grupo Godó: el deseo independentista es mayoritario. Todo lo contrario. En Cataluña, la secesión es algo imaginario. Son palabras del reportaje.

Minoría, en las encuestas

Los sondeos de opinión sobre la hipotética independencia de Cataluña dibujan una horquilla muy amplia, aunque no lo bastante como para garantizar la victoria al secesionismo. Las encuestas oscilan entre un porcentaje del 25% de firmes defensores de la separación de España y una tasa de hasta el 47% de ciudadanos –que solo se ha dado en una ocasión, justo tras la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Autonomía, antes y después nunca ha pasado del 40%– que apostarían por la secesión en el caso de un dilema cerrado entre la situación actual y un Estado propio.

Voto obtenido por los partidos que pueden ser considerados independentistas (con los matices de CiU) y marcado el límite del 55% de voto afirmativo exigido por la Unión Europea (Gráfico: ’La Vanguardia’).

Voto obtenido por los partidos que pueden ser considerados independentistas (con los matices de CiU) y marcado el límite del 55% de voto afirmativo exigido por la Unión Europea (Gráfico: ’La Vanguardia’).

En el texto se hace referencia, además, a un dato a tener en cuenta siempre, la participación. La llamada mayoría clara a la que aludió el Tribunal Supremo de Canadá ante las consultas independentistas celebradas en Quebec, y, de modo más preciso, los dos listones –de participación y respaldo electoral– que fijó la Unión Europea para validar la separación montenegrina de Serbia. Es decir, más del 50% de participación y más del 55% de votos afirmativos.

Inmensa minoría, en las urnas

Si se extrapolan estas condiciones a Cataluña y se computa el voto independentista como la suma de CiU –aunque no todos los dirigentes y mucho menos los votantes son independentistas–, ERC y otras formaciones secesionistas, el resultado es claro y contundente y cierra el paso a la independencia.

La vía hacia la hipotética independencia podría tropezar con un obstáculo insalvable en un marco de participación mínima del 50% del censo: la abstención masiva del resto de los electores. En ese supuesto, recoge La Vanguardia, y contando únicamente con sus propios partidarios, los potenciales votantes de la independencia difícilmente superarían el listón del 30%. La última vez que ocurrió fue hace más de 15 años, cuando CiU y ERC sumaron el 32% del censo. El pasado 28-N, las distintas formaciones nacionalistas reunieron poco más del 29% de los electores.

Insignificante, en las consultas

Finalmente, aunque el texto del diario del grupo Godó no lo cita, hay un caso que sirve para poner de manifiesto la importancia y el alcance real de la fuerza independentista en Cataluña. Son las consultas que se han celebrado –y se siguen haciendo– en las diferentes ciudades y pueblos de la comunidad. La última, la de Tarrasa (Barcelona). Elevan a categoría la minoría de partidarios que desean la independencia de Cataluña. No son encuestas y tampoco resultados electorales (donde hay más cosas en juego, como la gestión económica, social, sanitaria, judicial… de lo público).

Si solo participaran, en una consulta, los partidarios de la independencia (según los resultados electorales obtenidos anteriormente) en ningún caso pasarían del 32,6% (obtenido en 1984) (Gráfico: ’La Vanguardia’).

Si solo participaran, en una consulta, los partidarios de la independencia (según los resultados electorales obtenidos anteriormente) en ningún caso pasarían del 32,6% (obtenido en 1984) (Gráfico: ’La Vanguardia’).

En Tarrasa votaron el 11,4% de los que tenían derecho a hacerlo –con un sistema que no evita poder votar varias veces– y lo pudieron hacer durante meses. Antes se hizo en Puigcerdá (Gerona): únicamente votó el 13,48% del censo, según los organizadores. El 13 de diciembre de 2009, una serie de poblaciones participaron en una consulta, apenas movilizó al 27,4% de los posibles votantes.

El 28 de febrero de 2010, otro numeroso número de poblaciones consiguió un 21,5% de participación; en la tercera ronda, el pasado 25 de abril, solo votó el 17,4%; la consulta de Sabadell el 30 de mayo, se quedó por debajo del 14% de los convocados, y la cuarta ronda, el 20 de junio, obtuvo el 13,93% de participación.